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En La inocencia hay una voz que se pone a novelar la historia de una madre que decide entrar a una religión cerrada y fundamentalista. La hija, que es solo una nena, la sigue, como a una bruja en el bosque. A partir de esa decisión, la hija pasará su infancia y juventud bajo los influjos de "la religión", tratando de atisbar eso que quedó del otro lado del cerco de prohibiciones con el que está resguardada. Para contar su historia –que abarca desde la infancia a la juventud, y pasa por sus estudios, su vida como predicadora, sus relaciones y vida sexual–, la hija reescribirá pasajes de la Biblia, películas y cuentos de hadas. Con esos materiales, muy distintos entre sí, pero editados y transformados en el discurso de la novela, a la narradora le llegará el momento de la confesión y el juicio.
Aficionada a la literatura, a la invención religiosa y a traspasar los límites entre ambas, la voz que construye Marina Yuszczuk es la de un personaje memorable y, con ella como protagonista, elabora una novela que ofrece muchas y muy ricas lecturas.
Marina Yuszczuk (Argentina, 1978) es escritora y editora del sello Rosa Iceberg. Ha publicado los libros de poesía Lo que la gente hace (2012), El cuidado de las manos (2012), Madre soltera (2014; Las afueras, 2020) y La ola de frío polar (2015). También ha publicado los libros de cuentos Los arreglos (2017) y ¿Alguien será feliz? (2019) y la novela La inocencia (2017). Es Doctora en Letras y colabora con el periódico Página/12 como crítica de cine.
Se nos pasan a veces. Libros pequeños que los editores nos hacen
llegar y que se acumulan en montañas que en La Buena Vida generan una
ansiedad festiva. Solo cuando de cuando en cuando la montaña se
desmorona y siguiendo al Dios de los librer@s los últimos libros, los de
abajo, se colocan los primeros, vuelves a verlos y ya.
Pequeño libro porque habla de la experiencia concreta de la religión
fundamentalista organizada y su poder escultórico sobre la construcción
de la identidad de la persona.
Sin dramatismos, después de pasar la experiencia por la turmix,
Yuszczuk nos cuenta su adolescencia desordenada, a caballo entre las
certezas impuestas por la cerrada pertenencia religiosa de su madre, y
el furor hormonal incontrolable de la edad.
Divertida a ratos, tremenda y empática siempre, valiente, la novela
es un relato de las dificultades para construir la propia identidad como
mujer en un mundo donde todo parece que solo tienen voz los hombres, no
solo en los ritos dominicales, sino también en la cama y la calle.
Nada afectado y adoctrinados, desde la experiencia personal, un
ensayo sobre el arte de crecer que, si lo llegamos a dominar, será
siempre demasiado tarde.
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Opiniones
Opiniones
Un ensayo sobre el arte de crecer
Se nos pasan a veces. Libros pequeños que los editores nos hacen llegar y que se acumulan en montañas que en La Buena Vida generan una ansiedad festiva. Solo cuando de cuando en cuando la montaña se desmorona y siguiendo al Dios de los librer@s los últimos libros, los de abajo, se colocan los primeros, vuelves a verlos y ya.
Pequeño libro porque habla de la experiencia concreta de la religión fundamentalista organizada y su poder escultórico sobre la construcción de la identidad de la persona.
Sin dramatismos, después de pasar la experiencia por la turmix, Yuszczuk nos cuenta su adolescencia desordenada, a caballo entre las certezas impuestas por la cerrada pertenencia religiosa de su madre, y el furor hormonal incontrolable de la edad.
Divertida a ratos, tremenda y empática siempre, valiente, la novela es un relato de las dificultades para construir la propia identidad como mujer en un mundo donde todo parece que solo tienen voz los hombres, no solo en los ritos dominicales, sino también en la cama y la calle.
Nada afectado y adoctrinados, desde la experiencia personal, un ensayo sobre el arte de crecer que, si lo llegamos a dominar, será siempre demasiado tarde.
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