La estantería de Naia Hernández

La estantería de Naia Hernández

Fue 2014 cuando Naia Hernández abrió las puertas de la librería Sopa de Sapo en Bilbao, una librería especializada en infantil y juvenil en la que dar rienda suelta a la creatividad a través de los libros, los juegos y las diversas actividades.

Naia dice que desde el primer día sabía que tenía mucho que aprender y “muchos libros por descubrir”. “Leemos mucho, pero nunca es suficiente. Siempre nos llegan nuevas joyas, muchas veces descubiertas por nuestros clientes que vienen a nosotros para compartir ese tesoro desenterrado. Se publican muchos libros, demasiados según opinión de algunos, pero es que hay tantas historias bonitas que contar, que no pueden quedarse solo en la cabeza de sus autores”, asegura. 

Invitamos a esta librera a seleccionar sus imprescindibles en esta estantería. Son libros que han formado parte “de mi vida profesional y personal, y que espero que sigan junto a mí muchos años”. 

▶︎ El pastel está tan arriba, de Susanne Straßer (Juventud)

Un oso hambriento, un pastel y un edificio demasiado alto. Con ayuda de sus amigos seguro que logrará alcanzar el pastel antes de que alguien se lo lleve. Para mí, pasar las páginas de este libro es como cambiar de fotograma, cada vez más cerca de alcanzar el objetivo. Me encanta sentarme el suelo para enseñárselo a los nuevos peques que entran por primera vez en la tienda y siempre consigo engancharles. Ah, y la guinda del pastel desaparecida hace que lo releamos una y otra vez. 

▶︎ Monstruo pequeño dice no, de Á. Jónsdóttir, R. Helmsdal & K. Güettler (Sushi Books)

De entre todos los monstruos de cuento, Monstruo Pequeño y Monstruo Grande están entre mis preferidos. Todos hemos sido alguna vez uno de los dos: un monstruo pequeño, un poco cobardica, bastante inteligente, a veces incluso un listillo abusón, o bien monstruo grande, fuerte, poderoso, valiente, pero inseguro y un poco torpón. Son los mejores amigos, aunque siempre se estén peleando. Los niños a los que cuento estos cuentos se encariñan muchísimo con los personajes, como yo. 

▶︎ Sopa de calabaza, de Helen Cooper (Juventud)

Un pequeño cambio en la rutina de cocinar la deliciosa sopa de calabaza que el pato, el gato y la ardilla hacen cada noche puede derivar en un cisma, incluso una ruptura para siempre. Me gusta leer este cuento con los niños sentados muy cerca y con mucha luz, para que puedan observar las detallistas ilustraciones de Helen Cooper. Cada vez que lo leo encuentro un elemento nuevo, una sorpresa inesperada. Y al final, siempre pienso en lo importante que es ser flexible con las personas que nos rodean y aceptar los cambios tal como aparecen.

▶︎ El niño nuevo, de Lauren Child (Juventud)

Este es un libro que hemos leído en casa tantas veces que puedo cerrar los ojos y recitarlo. Un álbum magníficamente construido, con una historia común en muchas familias, la llegada de un niño nuevo que, a ojos del  que ya habitaba la casa, es perfecto para los demás, pero muy molesto para él. Cada palabra elegida con mimo, la ubicación de los textos y las ilustraciones hacen que Elmore Green y el pequeño niño nuevo sean parte de nuestra familia.

▶︎ Palabras de caramelo, de Gonzalo Moure (Anaya) 

Un escenario lejano y diferente, unos personajes distintos de los que habitualmente me rodean y sin embargo, esta historia desencadenó en mí una empatía infinita que me hizo llorar a lagrima viva en la primera lectura. El gran Gonzalo Moure utiliza la magia de sus palabras para adentrarnos en la vida de un niño sordomudo, que vive en un campamento saharaui y cuyo único amigo es un camello que debe ser sacrificado, como marca el orden establecido.  


▶︎ La isla de Abel, de William Steig (Blackie Books)

En esta fábula del náufrago solitario siempre he encontrado mucha ternura y amor, ese amor que surge con la pérdida, ese tipo de nostalgia. Abel es el típico ratón de ciudad al que nunca le ha faltado de nada: una gran casa, ropa elegante, familia feliz… Pero un día, una lluvia traicionera le deja aislado en una isla de la que no puede salir. El tiempo pasa y la nostalgia de sus seres queridos aparece para ponerse por encima de todo. 

▶︎ Memorias de una vaca, de Bernardo Atxaga (Ediciones SM)

Tal vez fue el territorio conocido en el que vive esta vaca, la época en la que está ambienda la historia o el simple hecho de ser una vaca que piensa, hicieron que esta obra de Bernardo Atxaga se convirtiera en una de mis favoritas y recomendadas. Escuchar la voz interior de una vaca, sus ganas de vivir, de cambiar el mundo, no es algo habitual.

▶︎ Sonríe, de Raina Telgemeier (Maeva Young)

Siempre me han gustado mucho las novelas gráficas, es un formato increíblemente comunicativo y rico a nivel visual y conceptual. Y “Sonríe” es una historia redonda. La vida de una chica con sus experiencias de adolescente americana contada a través de sus dientes. La amistad, la familia, el amor, pero también el dolor, la frustración y el acoso escolar, explicados junto a la evolución de sus dientes descolocados y rotos. Me encanta cómo Raina teje sus recuerdos y elabora la historia de su juventud, en este libro y en el resto de su obra autobiográfica. 

▶︎ Harry Potter y la piedra filosofal, de J.K. Rowling (Salamandra)

El primer libro de la gran saga ha dejado huella en más de una generación, incluida la mía. Admiro la capacidad de construcción de un mundo mágico descrito con todo detalle, también sus personajes fantásticamente creados. A pesar de que el género fantástico no es mi preferido, es indudable que este libro es una obra maestra. 

▶︎ El ladrón del sombrero, de Jon Klassen (Nube Ocho)

Este álbum es imprescindible si quieres dejar con la boca abierta a un grupito de niños espabilados. Lo que se cuenta no es exactamente lo que pasa, hay que estar muy atento para saber qué le sucede al sombrero, un bombín (como habían traducido en la primera versión del libro) sustraído por un pequeño pez que tratará de salirse con la suya si recibir ninguna represalia.

▶︎ Las reglas del verano, de Shaun Tan (Barbara Fiore)

¿Hacen falta reglas para pasar un buen verano? Lo mejor es tomar precauciones, muy sencillas, para que las vacaciones no se tuerzan. Un álbum inquietante y cautivador que me gusta tener siempre a la vista en la librería.

▶︎ Calvin y Hobbes, Un mundo mágico, de Bill Watterson (Astiberri)

Yo no conocí a Calvin en mi juventud, no tuve esa suerte. Su humor mordaz, su fantasía ilimitada y sus travesuras son una obra maestra del formato. Me encanta oír las risas de esos chavales listos que se esconden en una esquina de la librería para leer una y otra vez sus tiras cómicas.

12 libros