Hablemos de la desconocida Thora Hjörleifsdottir (desde ahora Thora), escritora de la nueva
generación islandesa. Hablemos de “Magma”, publicado por Galaxia
Gutenberg bajo la fina traducción de Elías Portela.
Tras la advertencia de que
todo lo narrado es ficción, porque a día de hoy sería fácil confundir los
textos en primera persona con los de autoficción (tal es su invasión), nos
adentramos en una serie de anotaciones que colindan entre la novela diario y un
carácter epistolar taimado por la cercanía de los hechos acaecidos.
Porque aquí nos adentraremos
en una serie de pequeños trazos narrativos que surcan lo cotidiano, lo más
primario que muchas veces aún se obvia, de toda mujer del siglo presente. Y es
en ese entramado, en el que muchas veces hallaremos minúsculas reflexiones
cortantes y otras una trama concisa y bien estructurada, por el que esta novela
es tan elegante y placentera para cualquier lector que necesite un rato de
sosiego, pero sin caer en la desidia de lo vulgar. Sobre este aspecto algo
tendrá que ver el traductor, ya que ha surgido de un idioma tan remoto como el
islandés un texto con rasgos modernos, directos, pero no desdeñosos de cierta
complejidad sigilosa que endulza cualquier atisbo de querer tirar para atrás el
texto.
Un texto que se centra en los
silencios que hablan en silencio las mujeres en relación a su lugar en el mundo
de las relaciones afectivas, sexuales, familiares y de una posible maternidad
que revolotea siempre como un rayo exterminador y que aquí alcanza toque de
epifanía, muy cercano al mundo de Joyce, por descabellado que parezca.
Está claro que jóvenes
escritoras como Thora, tal y como
otras en nuestro país y en nuestra preciosa lengua castellana, tienen la llave
de una senda literaria que va ser dominante durante buena parte de los próximos
años. La llave exacta para crear nuevos lectores, no ahuyentar a los ya
consolidados, y más críticos, o, en todo caso, no tener que encasillarse en las
etiquetas de género literarias tan de moda aún en la actualidad.
Porque este ”Magma”
es un buen regalo que se pude hacer uno, que se puede realizar a una persona (y
doy fe de que hay muchas) no conviven con el habito lector, o un perfecto
incentivo a nuestras jóvenes para saber nombrar y expresar correctamente lo que
sienten cuando le preguntan por primera vez si se dejarían penetrar por el ano.
Para que la palabra violación no sea aún un tabú diario, que ninguna tenga
sentir el dolor de la incomprensión, el dolor social añadido al propio dolor
inherente a tal salvajada.
Aquí lo dejo. Lo demás es cosa
del libro y de Thora.
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