Publicada en 1877, esta irónica nouvelle es un modelo del género. El mismo Henry James así lo indicaba en sus cuadernos: «La concisión de Cuatro encuentros ( ) ¡eso es hacia lo que...
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Publicada en 1877, esta irónica nouvelle es un modelo del género. El mismo Henry James así lo indicaba en sus cuadernos: «La concisión de Cuatro encuentros ( ) ¡eso es hacia lo que debo tender!». La historia de la señorita Spencer, cuyo sueño es viajar a Europa y lo consigue, y cómo se resuelve su regreso a Estados Unidos constituye una metáfora de muchas de las aspiraciones humanas. El retrato de la protagonista está subordinado a la perturbadora seducción que ejercen sobre el lector el carácter ilusorio de su obsesión y el posterior misterio de la renuncia.
Sabido es que James utilizaba sus relatos como laboratorio para su producción novelesca, y aquí un sutil juego de claroscuros recorre la obra, haciéndonos pasar de la luminosidad inicial a la oscuridad final, que mucho nos recuerda los finales de dos grandes novelas del autor, Washigton Square y Retrato de una dama.
Henry James (Nueva York, 1843-Londres, 1916) nació en el seno de una adinerada y culta familia de origen irlandés. Recibió una educación ecléctica y cosmopolita, que se desarrolló mayoritariamente en Europa. En 1875 se estableció en Inglaterra después de publicar en Estados Unidos sus primeros relatos. El conflicto entre la cultura europea y la estadounidense está en el centro de muchas de sus obras, desde su primera novela, Roderick Hudson (1875), hasta la trilogía con la cual culmina su carrera: Las alas de la paloma (1902), Los embajadores (1903) y La copa dorada (1904). Maestro de la novela breve, algunos de sus logros más celebrados se hallan en este género: Otra vuelta de tuerca (1898), En la jaula (1898) o Los periódicos (1903). Cerca del final de su vida se nacionalizó inglés. En palabras de Gore Vidal, «no había nada que James hiciera como un inglés, ni tampoco como un estadounidense. Él mismo era su gran realidad, un nuevo mundo, una terra incognita cuyo mapa tardaría el resto de sus días en trazar para todos nosotros».
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