Escrito por: Letras Corsarias, Librería
Hay
dos ideas muy poderosas que recorren el ensayo ‘Vagabundias. Criminales, vagos,
putas y locos’, del sociólogo Juanma Agulles. Una, que la pobreza no es un
efecto indeseado del sistema económico y social en el que vivimos, sino una
condición necesaria para su desarrollo: la escoria –en sentido estricto– que se
deriva de una lógica extractiva de todo tipo de recursos, también humanos. Y
dos: la gran conquista ideológica del capitalismo ha sido la individualización
de ese conflicto, el convencimiento de que quien es pobre lo es porque o bien
no se esfuerza lo suficiente o porque quiere.
En la visión de Agulles, los servicios sociales funcionarían como una
herramienta del control y estandarización del problema para mantenerlo dentro
de un orden, el sustitutivo burocrático de las leyes punitivas de otros tiempos
u otros lugares. Y su visión es lo que podríamos llamar autorizada: trabajó
durante catorce años en un albergue, esa institución que no es una cárcel ni un
hotel sino un lugar que “tenía todos los inconvenientes de una cárcel y ninguna
de las ventajas de un hotel”.
A través del relato de su relación con distintas personas que pasaron por el
albergue, Agulles pone de manifiesto algunas de las fallas más evidentes del
sistema social: la vivienda como especulación más que como derecho, la
burocracia como barrera, la autocrítica sobre los prejuicios dentro del propio
sistema asistencial, la enfermedad mental –creciente de una manera imparable a
raíz de la crisis de 2008– y sus estigmas, la posición doblemente frágil de la
mujer dentro de eso que en la calle se llama *el carril*.
Aguelles conjuga el testimonio personal –lejos de cualquier tipo ya no de
sensacionalismo sino de paternalismo–, una mirada insumisa sobre las relaciones
con el poder, una historia de la pobreza que ya había tratado en su libro ‘La
negación de la virtud’, un alto concepto de la dignidad del individuo y, sobre
todo, la conciencia de que existe una relación de causa-efecto en la génesis de
la pobreza, la locura y la marginación. El efecto está a la vista de todos, las
causas son sistemáticamente negadas. Libros como este hacen que sea mucho más
fácil seguir el hilo de lo que pasa.
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