El libro reúne las dos últimas entregas poéticas de Vicente Huidobro, El ciudadano del olvido y Últimos poemas, ésta fruto del interés y del amor de Manuela por su padre y en la cu...
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El libro reúne las dos últimas entregas poéticas de Vicente Huidobro, El ciudadano del olvido y Últimos poemas, ésta fruto del interés y del amor de Manuela por su padre y en la cual hemos añadido el poema olvidado «Hermanos». Un conjunto de textos que no anula la experimentación creacionista, sino que la limita a elementos residuales, mostrando una actitud más meditativa, más íntima y plegada hacia dentro: su lenguaje sigue siendo de gran envergadura plástica, pero su fluencia verbal se llena de sustancia y peso humano. Limpio y renovado, el yo «viajero sin fin» contempla la muerte que le espera.
El ciudadano del olvido interpreta una honda inquietud espiritual, en cambio Últimos poemas insiste en el proceso de humanización que no borra el signo de la inteligencia. El poeta se pregunta, pide comprensión: su lenguaje ha sustituido la travesura y la mofa para dialogar con los seres fraternales del mundo. El poema final se abre y cierra con la imagen anafórica de la muerte. La lápida de la tumba de Huidobro indica que al fondo se ve el mar: el secreto de sus aguas guarda la palabra del escritor que mejor supo traducir las aspiraciones innovadoras de la poesía del siglo XX.
Nacido en Santiago (Chile) el 10 de enero de 1893, tanto su pertenencia familiar a la oligarquía como el interés literario de su madre posibilitaron que desde la infancia estuviera en permanente contacto con las letras, además de verse estimulado culturalmente por frecuentes viajes a Europa. Ya en su juventud, mientras cursaba unos inacabados estudios de literatura en la Universidad de Chile, destacó por tempranas publicaciones que forman parte de su aprendizaje poético. Sería a partir de 1916 —especialmente con su viaje a París— cuando conformaría su particular voz poética y sentaría las bases del creacionismo, constituyendo su obra El espejo de agua (1916) un genuino manifiesto de dicha corriente estética, que cristalizaría con la publicación de los excelsos poemarios Altazor (1931) y Temblor de cielo (1931). Consagrado como el gran impulsor de la vanguardia en América Latina, su participación en la Segunda Guerra Mundial como capitán en el Ejército francés le provocó unas heridas que terminaron causando su muerte en 1948, en tierras chilenas y frente al mar.
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