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Hay ocasiones en las que el talento de un hombre destaca sobre el resto, y ello le permite rescatar a un personaje y a una historia que andaban escondidos entre las sombras, pasando de un autor a otro sin relevancia alguna, y convertirlo en un mito, inmortalizándolo para que puedan disfrutar de él las siguientes generaciones. Shakespeare y Hamlet son un buen ejemplo.
La figura de Hamlet representa, desde su creación a manos del bardo, la encarnación misma del pesimismo y de la melancolía en la figura del hombre. Un personaje dominado claramente por las emociones, que se enfrenta a la cruda realidad que la vida le presenta e intenta resolver sus propios dilemas de la mejor manera que su entender le dicta. Su protagonismo sustenta y domina la historia desde el comienzo hasta su trágica muerte, que paradójicamente supone, junto al fallecimiento del tirano, la llegada de un nuevo orden para el país de Dinamarca.
William Shakespeare ha sido considerado unánimemente como el escritor más importante de la literatura universal. Se mantiene que nació el 23 de abril de 1564 y consta que fue bautizado, tres días más tarde, en Stratford-upon-Avon, Warwickshire. Cuatro años después de su llegada a Londres hacia 1588, ya había obtenido un notable éxito como dramaturgo y actor teatral, lo que pronto le valió el mecenazgo de Henry Wriothesley, tercer conde de Southampton. De haberse dedicado únicamente a la poesía, Shakespeare habría pasado de todas formas a la historia por poemas como Venus y Adonis, La violación de Lucrecia o sus Sonetos. Sin embargo, fue en el campo del teatro donde Shakespeare realizó grandes y trascendentales logros. No en vano es el responsable principal del florecimiento del teatro isabelino, uno de los mascarones de proa de la incipiente hegemonía mundial de Inglaterra.A lo largo de su carrera escribió, modificó y colaboró en decenas de obras teatrales, de las cuales podemos atribuirle plenamente treinta y ocho, que perviven en nuestros días gracias a su genio y talento. William Shakespeare murió el 23 de abril de 1616 en su ciudad natal, habiendo conocido el favor del público y el éxito económico.
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