Calderón fue uno de los mayores autores trágicos de la dramaturgia europea, a pesar de que un discurso dominante le ha otorgado ese lugar solo a Shakespeare y a Racine. "El médico...
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Calderón fue uno de los mayores autores trágicos de la dramaturgia europea, a pesar de que un discurso dominante le ha otorgado ese lugar solo a Shakespeare y a Racine. "El médico de su honra" es pieza fundamental en su mundo trágico: tragedia de amor, tragedia de celos, tragedia de honor y tragedia de poder, la obra no ha logrado desvelar todas sus claves de un modo aceptable y consensuado para el público lector. Las desavenencias en su interpretación no han podido ser superadas. En esta edición, sin embargo, don Gutierre es un héroe trágico, no un modelo ejemplar de virtud; doña Mencía, una víctima no siempre inocente; el rey, un justiciero que será víctima del regicidio de su hermanastro; Enrique, un galán obnubilado por el deseo erótico; doña Leonor, una dama coherente aunque con sus propias contradicciones; don Arias, un aristócrata oscilante y de lealtades menos firmes de lo que quiere aparentar. Modelo de complejidad barroca, de interpretación deslizante y de pasiones trágicas.
Nació en Madrid el 17 de enero de 1600. Se educó con los jesuitas en Madrid, y continuó los estudios en las universidades de Alcalá y Salamanca hasta 1620. Fue soldado en la juventud y sacerdote en la vejez, lo que era bastante habitual en la España de su tiempo. En sus años jóvenes su nombre aparece envuelto en varios incidentes violentos, como una acusación de homicidio y la violación de la clausura de un convento de monjas. De su vida militar existen pocas noticias, aunque consta que tomó parte en la campaña para sofocar la rebelión de Cataluña contra la Corona (1640). Contrasta lo impulsivo y mundano de su juventud con lo reflexivo de su madurez, un aspecto que se acentúa al ordenarse sacerdote en 1651. Disfrutó del máximo prestigio en la brillante corte de Felipe IV y su nombre va asociado a la inauguración del palacio del Buen Retiro de Madrid, en 1635, y a numerosas representaciones teatrales palaciegas. El rey le honró otorgándole el hábito de Santiago. También fue capellán de la catedral de Toledo y capellán del rey. Murió en Madrid el 25 de mayo de 1681. En vida fue un autor respetado por todos y rara vez aparece mezclado en las violentas polémicas literarias de sus compañeros de letras. Después de la muerte de Lope de Vega, en 1635, fue reconocido como el dramaturgo más importante de su época.
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