Es bien sabido que existen múltiples formas de corrupción en las personas, familias e instituciones públicas y privadas, como por ejemplo: los favorecimientos, la extorsión , el soborno , el tráfico de influencias , los abusos de posición dominante o de autoridad, el peculado , la colusión , la malversación de fondos , el desfalco , y en general, todas las actuaciones que los seres humanos efectuemos en contra de la ética o la moral. Generalmente el Estado y las instituciones públicas y privadas, vienen proponiendo políticas de anticorrupción. Sin embargo, entendiendo que la corrupción es un pecado como tal, se hace muy necesario redirigir la educación del corazón del ser humano hacia el renacer de las virtudes y la conciencia moral, pues es en el corazón del hombre, iluminado por Cristo, donde se generan los valores, lo bueno, lo perfecto. El autor, reconocido docente, conferencista y escritor, pensando de manera sistémica, holística y estratégica, explica que la corrupción se contrarresta -desde afuera- (Estado e instituciones) apuntando al ser humano y -desde adentro- (familia, persona humana), sembrando virtudes y recuperando la conciencia moral con humildad. El combate contra ella debe ser bidireccional, para tener la opción de cercarla, limitarla, mermarla y derrotarla. Las estrategias estatales, pueden dar resultados. Sin embargo, el libro puntualiza que es necesario fundamentarlas, sin excepción, sobre un cimiento fuerte. Sin ese cimiento, las políticas de anticorrupción de cualquier Estado serán desgastantes y vulnerables. Este cimiento está compuesto por las competencias o virtudes espirituales y morales de la persona humana, desarrolladas desde la niñez y adquiridas desde una educación familiar y social basada en valores y virtudes.
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