Navegar entre sueños, escalar los más intrincados, ascender al más inalcanzable, al definitivo, al punto sin retorno. Noches bajo las estrellas, la aurora boreal, o bajo la nieve,...
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Navegar entre sueños, escalar los más intrincados, ascender al más inalcanzable, al definitivo, al punto sin retorno. Noches bajo las estrellas, la aurora boreal, o bajo la nieve, en la hamaca, una cueva en el hielo... Perderse en la niebla para despertar ante el espejo, de cara a la pared que nos reta a cada paso, en cada presa, en cada gancheo, con el último seguro... lejos. Todo está atrapado en el «cazador de sueños» que todos tenemos en algún lugar, ya sea físico o no. El protagonista de esta historia nos desvela lo que el suyo atrapa, en sus cuentas azules, blancas y transparentes: una gran pared, una sugerente cascada helada, un viejo escalador y un poderoso chamán, un enorme oso polar y un descarado zorrillo, sus huellas en la nieve o la estela en el mar al palear frías aguas. Aventuras solo empañadas por la sombra de la vida cotidiana de la que tanto huyó, adentrándose en los confines de la fantasía. Siempre acompañado de una abrumadora multitud de pensamientos, de anécdotas en los lugares más remotos del planeta y de la mente, en la más absoluta de las soledades aparentes. Una historia de pérdidas y encuentros. De escaladas y sueños.
Ángel Sánchez Calderón, Pizarraña, nació casualmente en Guadalmez (Ciudad Real, 1961), aunque poco tiempo permaneció allí. Después de recorrer una parte de la geografía española, de la mano de sus padres fue, también casualmente, o tampoco, en Malagón donde cayó en sus manos el legendario Diccionario de la Montaña, de Agustín Faus, abriéndose ante él un horizonte montañoso al que todavía no ha conseguido llegar. Con estos primeros conocimientos —algo desfasados ya en aquellas fechas— realizó su primera expedición en solitario a La Pedriza. Poco después se amplió aún más aquel horizonte montañoso, adentrándose en el mundo de los sueños (los suyos) de la mano del libro Everest de John Hunt y los artículos de la expedición Tximist al Everest. Continuando con su periplo nómada, llega a Madrid para estudiar en la Escuela de Artes y pronto se federa en el Club Alpino Maliciosa, adentrándose de lleno en el mundo alpinístico de la época, dando rienda suelta a su imaginación en el mundo del cómic, la ilustración y el diseño gráfico, siempre relacionado con la montaña, firmando como Pizarraña. Actualmente compagina el largo invierno noruego con el corto verano groenlandés, la aventura con la ilustración, y la literatura.
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