Nathaniel, un aprendiz de mago, quiere vengarse del todopoderoso Simon Lovelace robándole el Amuleto de Samarkanda.
Todo empezó aquel fatídico día en que un niñato escuálido y tembloroso se atrevió a invocarme a mí, ¡yo, el mismísimo Bartimeo, espíritu privilegiado donde los haya, genio para muchos, diablo para unos pocos!
A pesar del tartamudeo de su voz y del sudor que le empapaba, su orden no pudo ser más clara: tenía que robar el amuleto de Samarcanda a Simon Lovelace, uno de los hechiceros más poderosos y temidos de Londres...
¿Quién era ese mocoso mequetrefe que se atrevía a darme semejante orden?
Y ¿por qué querría el Amuleto?
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