«¿Qué me impide escribir este libro? El calor, el perro, el día, el aire acondicionado, desear existir en el presente, pensar en bucle, enfermar, follar, ir a comprar al súper, cocinar, el yoga, la soledad y la tristeza, internet, la situación política tan deprimente, la regla, mi obsesión por el cuidado facial, el capitalismo tardío, los atracones de televisión que me doy en el ordenador, la competitividad y los celos que siento por la atención que reciben otros escritores, el desconcierto que me produce la novela, esta manía de irme por las ramas y no terminar nunca nada, leer, documentarme, masturbarme, el paso del tiempo».
Una escritora tiene que entregar a su editorial un libro que ni siquiera ha empezado a escribir. El tiempo se agota. Recién mudada con su pareja a una nueva casa, ve pasar en Nueva York el verano, el otoño…, pasea con su perro, observa el vecindario, toma notas, se esfuerza por quedarse en casa, angustiada por la página en blanco y el coste del alquiler. Mientras busca trabajo desesperadamente, piensa en los destinos caóticos de artistas que admira, Rainer Maria Rilke, Franz Kafka, Durero, Chantal Akerman, Sarah Charlesworth, Robert Walser o Lou Andreas-Salomé. Poco a poco, su vida empieza a parecerse al arte y el arte empieza a parecerse a su vida. Entonces se queda embarazada y su precario mundo empieza a desmoronarse. Una oda a la creación en todos los sentidos.
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Una novela sobre la creación y sus dificultades
Una mujer está intentado escribir un libro, su segunda novela. Ya ha firmado el contrato con su editorial pero aún no tiene nada claro sobre qué quiere hablar. Una mujer, que es la misma autora, cuyo libro tenía que ser una novela pero termina convertido en este relato fragmentario y autoficcional, lleno de derivas, belleza, angustia, paseos y pensadores. Desde Rilke hasta Rodin, pasando por Durero, Lou Andreas-Salomé o Chantal Akerman.
Entre paseos por el barrio, largos intercambios de e-mails y búsquedas infinitas por internet, escribir cada vez le resulta más difícil. A pesar de que cada mañana apaga el wifi e intenta ignorar las insaciables ganas de jugar de Genet, su perro. Pero es que además, escribir a la deriva, desde la duda y la fragilidad, es mucho más complicado que hacerlo desde la confianza y la concreción.
Para nuestra protagonista parece que el tiempo de tomar notas no se acaba nunca y nunca llega el momento de sentarse a escribir “de verdad”. Pero ¿cómo hacer cuándo quieres escribir sobre el tiempo y justamente el tiempo es lo que te impide escribir? ¿Cómo capturar un día en un párrafo o un párrafo en un día?
Es esta una novela sobre la creación y sus dificultades, sobre el día a día de alguien que quiere escribir y a la vez, en muchos momentos, lo rechaza. Es un viaje al interior de la mente de la autora donde se nos permite disfrutar de las conexiones y asociaciones que va haciendo entre su propia vida y las vidas de los escritores o artistas que se cruzan en su camino.
Violeta Rodríguez
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