De madre lebrijana y padre jerezano decidí nacer un día de difuntos en Jerez de la Frontera, y allí, en su frontera, viví la felicidad de mi niñez y las incertidumbres de la adolescencia. La otra mitad de mi vida vine a vivirla a Madrid, donde terminé de hacerme un hombre, aunque solo sea por edad, responsabilidades, fracasos, sueños y alguna alegría inmensa. Madrid me ha dado, o se lo quité yo, ya no me acuerdo, todo lo que hoy tengo, lo que hoy soy. PD: escribir versos no me hace, ni me hará poeta. Ser poeta es ser algo mucho más grande de lo que yo soy y seré nunca.
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