Como fuego en el hielo

El fatídico día en el que Attua tuvo que ocupar el lugar de su padre supo que su prometedor futuro se había truncado. Ahora debía regentar las termas que habían sido el sustento de su familia, en una tierra fronteriza a la que él nunca hubiera elegido regresar. Junto al suyo, también se frustró el deseo de Cristela, quien anhelaba una vida a su lado y, además, alejarse de su insoportable rutina en un entorno hostil. Un nuevo revés del destino pondrá a prueba el irrefrenable amor entre ellos; y así, entre malentendidos y obligaciones, decisiones y obsesiones, traiciones y lealtades, Luz Gabás teje una bella historia de amor, honor y superación.
Los convulsos años de mediados del siglo xix, entre guerras carlistas y revoluciones; la construcción de un sueño en las indomables montañas que separan Francia y España; y una historia de amor que traspasa todas las barreras. Una novela escrita con el apasionante pulso narrativo de la autora de Palmeras en la nieve.
Sin duda, estamos ante una novela capaz de captar nuevos lectores. Un capítulo te lleva al siguiente, a mi juicio, la obra mejor hilvanada de las tres publicadas hasta la fecha por la escritora altoaragonesa Luz Gabás.
De la mano de Attua y Cristela nos adentramos en las décadas centrales del siglo XIX, en una España repleta de continuos cambios en el poder. Viajamos desde Madrid hasta un escondido valle pirenaico, huyendo de una condena segura. Desde ese primer instante empezamos a encontrarnos con personajes históricos relevantes, con viajeras europeas que en aquellos años disfrutaban descubriendo los lugares más recónditos de nuestra geografía.
El romanticismo, el tesón y la lealtad, llevados al límite, en los personajes de la narración nos contagian de una tensión que nos mantiene enganchados página a página.
La España rural de aquel entonces tenía unas fuertes costumbres, al tiempo que los jóvenes con posibles que acudían a estudiar a la capital regresaban cada verano con nuevas ideas y convicciones. Luz Gabás conoce de primera mano la sociedad de un valle pirenaico (de hecho, vive allí). Quizás sea por eso que cada vez que Attua, Matías, Gabino o Saulo recorren el camino entre Albort (Benasque) y Luchón parece como si les acompañáramos subidos a uno de sus caballos.
Attua persigue la intención de regresar a su pueblo natal para pasar las vacaciones de verano. Se verá forzado a retrasar y modificar su viaje. Al fin llega a Albort con la intención de reencontrarse con su amor furtivo, Cristela. Nada más llegar se entera del reciente fallecimiento de Custodio, su padre. Entonces se ve forzado a regentar el negocio familiar de una casa de baños situada en un agreste paraje del valle. Esto le obliga a abandonar sus proyectos de futuro con Cristela. Emprende una difícil aventura empresarial intentando ampliar y mejorar la casa de baños que su familia tiene en concesión en terreno fronterizo con Francia. Los contrabandistas y las intrigas carlistas y revolucionarias marcan su día a día.
Al otro lado de los Montes Malditos, la nobleza europea vive una época dorada disfrutando de las instalaciones termales elitistas construidas en las últimas décadas.
El comienzo del pirineísmo, las pasiones escondidas y la tragedia que persigue a alguno de los personajes completan una novela que invita a visitar los Pirineos.
Por último, hay que agradecer a Luz Gabás la excelente documentación, y su poderosa maestría para hacer confluir historia y ficción. La autora nos deja la puerta abierta a indagar en la historia de aquellos años, a través de la amplia bibliografía reseñada al final de su libro.
Librería Castillón de Barbastro (Huesca).
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