El autor de este libro confiesa que él no tiene currículo; aunque algunos, por conjeturas verosímiles afirman que le nacieron en Aguaderas, pedanía de Lorca, en las estribaciones de la Sierra de Almenara.
Otros añaden que allí creció en un entorno silvestre, arropado por una extensa familia que, junto a otros indígenas del lugar, se entregaba al trabajo de la tierra guardando sus viejas costumbres, fiestas y celebraciones, que él contemplaba asomatraspón, como observador callado y atento de la vida alrededor, de las cosas que pasaban y de lo que allí se decía.
Dicen que, por una rara conjunción de astros y de voluntades, estudió Bachillerato, y luego Filología Románica, aunque su familia siempre quiso que fuera un hombre de provecho. Muchos lo conocieron de profesor en el Instituto J. Ibáñez Martín, de Lorca, labor que alternó con el cultivo de la tierra, “tomando ora la pluma, ora la azada”. Y algunos afirman que, pasado el tiempo, quiso recoger y glosar, como si estuviera aún viva, la memoria de entonces, guardada en un grueso ramillete de palabras rancias y olvidadas.
Este libro es una excursión sentimental por la memoria de algunos de estos nombres, coloquialismos o vulgarismos castellanos o voces del habla popular murciana, vivos no ha mucho tiempo en gran parte del sureste peninsular. Sobre las alas del humor y la nostalgia, el autor nos lleva al encuentro de aquellas cosas antaño tan conocidas, de aquellas palabras entonces tan sabidas y normales y de aquellas gentes que se fueron con ellas para no volver.
Leer todo
Leer menos
Opiniones
Opiniones
No hay comentarios, sé el primero en comentarValoración media
¿Has leído este libro?
Valóralo y comparte tu opinión con otros usuarios
Escribir mi opinión