"¡Ay, entristezcámonos, porque han llegado... Se ha introducido entre nosotros la tristeza, se ha introducido el cristianismo...!", exclama un profeta maya ante la llegada del colonizador y del misionero.
A partir del clamor y las lamentaciones de las víctimas del descubrimiento, Leonardo Boff trata de dilucidar en qué consiste la verdadera evangelización. Y a lo largo del libro, la liberación, el rescate de la dignidad avasallada, el evangelio del servicio y del diálogo... se repiten como un insistente "ritornello" llamando a la conversión y a la reparación.
¿Qué propone Boff? Propone una Iglesia más dialogal y menos jerárquica, más indígena y menos europea, más católica y menos romana, más "franciscana" y menos "jesuítica"... Como un antiguo profeta, llama a la penitencia y al cambio de actitudes, a un mayor diálogo entre las culturas, a una mayor participación en el ejercicio del poder, a una más profunda comunión con el "diferente", que no es el "contrario" ni, mucho menos, el "enemigo". Y, transido de una gran visión planetaria, ve a todos los pueblos morando bajo un techo común, unidos por un mismo amor y bendecido por un mismo Padre.
El cristianismo latinoamericano es "moreno" y solidario. Su destino es construir una nueva humanidad. Tanta sangre, tantos sollozos y tantas lágrimas no pueden haber sido en vano: hay un solo Dios, Padre de una enorme familia, que atiende por muchos nombres, que tiene hijos de todos los colores y culturas, y que escucha el grito del ofendido, porque, por encima de su infinita ternura, es profundamente celoso de la justicia.
Un libro inspirado y provocador del gran teólogo brasileño de la liberación, cuya intransigente defensa de los derechos humanos y eclesiásticos le ha valido incontables advertencias de la jerarquía romana... y amenazas de las fuerzas de la muerte en su propio país.
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