La estantería de Pedro Mañas

La estantería de Pedro Mañas

Tras quince años dedicándose a la escritura de literatura infantil y juvenil, Pedro Mañas (Madrid, 1981) es hoy no sólo uno de los autores más prolíficos de nuestro panorama, sino también uno de los más queridos por lectores, libreros, docentes y editores.


Con tres colecciones en marcha, mucha actividad de dinamización y encuentros lectores, y una gran voluntad de explorar distintas vías (la poesía, el álbum ilustrado, la narrativa juvenil, el cómic), el verano le sorprendió con la concesión del Premio Cervantes Chico 2023 en su edición XXVII por su exitosa trayectoria.


El jurado valoró su “humor, la originalidad y su capacidad para hallar y recrear el lado fantástico de la vida cotidiana”, además de por su tratamiento de “temáticas actuales que facilitan el acercamiento de sus lectores a sus obras, a las que no faltan aventuras, acción, ternura, risas y están escritas con sencillez y excelencia”. 


Este reconocimiento venía a sumarse a otros premios cosechados desde 2007, como el Leer es vivir de Everest por “Los O.T.R.O.S. (Sociedad Secreta)”, el Internacional de Poesía de Orihuela por “Ciudad Laberinto” en 2009, El Barco de Vapor de la editorial SM en 2015 por “La vida secreta de Rebecca Paradise” o el XV premio Anaya de LIJ por “Apestoso tío Muffin” en 2019. 


Aquel estudiante de Filología Inglesa que comenzó a jugar con las palabras, “las revuelvo, las ordeno. Las arrugo y las despliego. Las lavo, las pongo a secar. Y cada vez resultan en una historia distinta”, se siente hoy “al borde de un reinicio, de una puesta a cero. Preguntándome cómo he cambiado como autor en estos quince años y qué temas y enfoques me gustaría explorar a partir de ahora. En pocas palabras: deseando lanzarme a la aventura como cuando empecé”.


Con este cuestionario, nos acercamos al autor de personajes como Anna Kadabra, Rebecca Paradise, Franz Kopf, Mamá Cuervo y Abuelo Oso, las Princesas Dragón o Frida Mcmoon como lector, un camino ininterrumpido y lleno de sorpresas fecundas. 


P: ¿Qué libro o libros tienes ahora mismo entre las manos?

R: Unos cuantos, aunque previsiblemente alguno termine a medio leer sobre el montón de la mesilla, esperando mejor ocasión para reencontrarnos. Los que coronan la pila son Luz de febrero de Elizabeth Strout y Tostonazo de Santiago Lorenzo. Esos no me durarán mucho ya. Los leo con deleite y a cachitos como si fueran helados, pero también con la impaciencia del que teme que puedan derretirse.


P: ¿Qué libro marcó tu infancia?

R: Tampoco sabría quedarme con uno. Recuerdo con especial cariño títulos como La nariz de Moritz, Cucho, La leyenda de Boni Martín, El hada acaramelada, Historias de Ninguno, Las brujas o El pequeño Nicolás, por citar solo algunos. Son esos cuyos modos y expresiones reproduzco cuando escribo, tomándolos por ocurrencias mías. Así de profunda es la huella que me dejaron al leerlos. Y, sobre todo, al releerlos.


P: ¿Y tu juventud?

R: Cien años de soledad y otros títulos del realismo mágico. Fueron tal vez los primeros con los que cobré conciencia de que en literatura fondo y forma son, a efectos prácticos, uno solo. Que importa tanto el qué como el cómo. Que tendría que aprender a escribir usando las dos manos: la del narrador y la del poeta.    


P: Dinos un autor o autora de referencia y qué libro suyo prefieres.

R: Me gusta reivindicar a Patricia Highsmith como referente y como placer culpable. Siempre regreso a ella durante las vacaciones, o en periodos de estrés, o cuando el registro infantil llega a saturarme. Disfruto especialmente de sus relatos, como los recogidos en Los cadáveres exquisitos, donde indaga en la oscuridad que los humanos ocultamos “a pleno sol” (citando, de paso, una de sus novelas). También tiene un manual de escritura que siento muy cercano a mi propia metodología: Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga.


P: El libro que mejor representa a la infancia…

R: Aunque mi favorito era Las brujas, diría que casi cualquiera de Roald Dahl. Vistos desde el recuerdo, los siento como algo más que libros. Abrirlos era igual que esconderse bajo la mesa o entre las sábanas. Parecían rendijas por donde mirar a escondidas al mundo de los adultos. Se convertían en cómplices de la fantasía, la extrañeza y la soledad que supone a veces ser niño. 


P: ¿Cuál ha sido tu último gran descubrimiento?

R: La infancia del mundo, del Michel Nieva. Una distopía ético-ecológica de tintes tan macabros como disparatados. Es de esos libros en los que acabas agradablemente perdido, sin importarte dónde está la salida. 


P: ¿Qué libros que rompen todas las etiquetas de eso que llamamos LIJ?

R: Los de Louis Sachar, como Hoyos o Hay un chico en el baño de las chicas. Ambos logran tejer una historia más profundamente humana y compleja que la de muchos libros “para adultos” sin renunciar a la sencillez de lenguaje y estilo. No hay fronteras de edad cuando un libro está escrito desde la sensibilidad y el compromiso.


P: Un libro que a los jóvenes les permita entender el mundo actual

R: Acaso en muchos sentidos ya lo entiendan mucho mejor que nosotros. Al fin y al cabo, son ellos los que están destinados a explicárnoslo. No obstante y con pudor, me atrevería a recomendarles En la vida real, un cómic de Cory Doctorow y Jen Wang sobre dos jóvenes de mundos distintos que entran en contacto a través de un videojuego. Es una triste pero bonita historia para hablar de pobreza, privilegios y choques culturales. 


P: Un libro poco valorado que debería serlo más. 

R: Los trece volúmenes de Una serie de catastróficas desdichas, de Daniel Handler (bajo el seudónimo de Lemony Snicket). Aunque ha empezado a ser más conocida en España a raíz de sus adaptaciones audiovisuales, creo que aún no se recomienda lo suficiente entre nuestros lectores. Sus aventuras, que fluyen a través de una voz narrativa tan mordaz como deliciosa, son diabólicamente entretenidas.


P: ¿Algún libro recomendado por un librero o librera que acertase de pleno?

R: La señora March, de Virginia Feito. La librera en cuestión sabía de mi querencia por Patricia Highsmith… y por las historias en las que el lujo y las buenas maneras ocultan la podredumbre moral y emocional de los personajes.


P: ¿Un libro luminoso para estos tiempos inciertos?

R: La vida contada por un sapiens a un neandertal, una lección de historia a modo de conversación entre Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga. Revisar los orígenes de la humanidad con perspectiva, ironía y curiosidad científica es un modo estupendo de dar luz (y una ilusión de sentido) al futuro, por incierto que sea.


P: ¿Qué le recomendarías a los lectores de Kirico y de Todos tus Libros?

R: Que intenten leer la primera página de un libro antes que la sinopsis de la contracubierta o que cualquier anuncio o fajilla promocional. Que dejen que el autor o autora les hable directamente a la hora de elegir su próxima lectura.

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