«[...] Será que como dice Dalrymple, "las librerías de viejo son uno de los pocos lugares cerrados donde una persona puede estar varias horas sin caer en la sospecha de que le guía algún propósito oculto". En el fondo, la de Dalrymple es una consideración optimista: George Orwell, que se empleó como librero de viejo, nos da imagen de una tristeza inherente a estos establecimientos cuando habla del "olor dulce al papel que se pudre", de este cementerio de moscas que se acumula en la parte superior de los estantes.
Paraíso abierto para rastreadores durante tantos años, las librerías de viejo de Inglaterra han ido a menos: ya no se rebusca entre los anaqueles, tan solo se pregunta por un libro. Una pena porque, a menos librerías de viejo, menos libreros, ese tipo humano "con el que uno suele toparse bajo disfraces diversos (...) ", gentes raras, todavía con carácter en un mundo donde el carácter va a menos.»
"Pompa y circunstancia. Diccionario sentimental de la cultura inglesa" de Ignacio Peyró (Ediciones Fórcola, 2015).
Aunque quizá no sea del todo falso que vamos a menos o que tal vez se encuentre algún insecto descansando en las estanterías superiores, lo cierto es que los libreros seguimos siendo gente con carácter, gente que ama el acto de encontrar el libro exacto para cada lector. Y para ello publicamos cada mes esta serie de propuestas: para que podáis encontrar algo que os haga emocionar, sentir. Ojalá lo consigamos, al menos un poquito.
Si tuviéramos que designar un heredero de la poesía clara y difícil de Salvador Espriu y de la poesía bondadosa e intensa de Miquel Martí i Pol, Joan Margarit sería, sin duda, el elegido. La dureza y, al mismo tiempo, la ternura del refugio contra la intemperie que es su extensa y reconocida obra poética lo sitúan entre los poetas catalanes más valorados por la crítica y los lectores.
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