Astrea es el nombre que usó Aphra Behn (1640-1689)como espía y con el que firmó algunas de sus obras. La desinhibición en sus relaciones privadas, que pronto se hacían públicas, el tratamiento de la sexualidad y el papel activo e independiente de las protagonistas de sus obras le acarrearon numerosas críticas y escándalos a la vez que la influencia necesaria para satisfacer su interés económico. No en vano puede ser considerada la primera escritora inglesa profesional, ejerciendo como dramaturga, poeta, novelista y traductora. El hecho de ser mujer y de dedicarse a abastecer con su pluma los gustos de Carlos II y su corte, con el mismo tratamiento y mejor calidad que muchos de los escritores de su tiempo, la convierten no sólo en un precedente de la defensa de la igualdad de la mujer que ya elogiara Virginia Woolf, sino en una autora de reconocida valía literaria.
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