Con frecuencia se acepta que durante el siglo XIX y principios del XX fueron los escritores varones quienes desarrollaron y ampliaron el horizonte de los relatos atroces de misterio, y que las mujeres escritoras se limitaron a seguir su estela. ¡Nada más lejos de la realidad! La antología que hoy presentamos reúne las contribuciones de dieciséis maestras y amantes del miedo exquisito; muchos de cuyos nombres se perdieron en las revistas pulp y underground de principios de siglo. Por fin podremos conocer el lado oscuro de «El jardín secreto», de Frances Hodgson Burnett, y en qué consistían las pesadillas de la mismísima Marie Corelli. Escucharemos cautivados, a la par que temerosos, las voces de las escritoras que poblaron las páginas de la revista Weird Tales, como Sophie Wenzel Ellis, Greye La Spina o Margaret St. Clair, y nos inclinaremos ante lo sensacional, lo surrealista y lo desafiante de sus magníficos relatos de terror. Un conjunto de narraciones que rompieron con las barreras del género en la época y que levantaron a sus autoras del abismo de la pobreza, de las adversidades de su infancia y de sus vidas de mujeres casaderas.
Escrito por: Las Librerías Recomiendan
La variedad extrema, un mes más, es la protagonista de la lista de los diez libros más unánimemente recomendados por las librerías españolas independientes para las cuatro semanas que vienen. Hay fantasía voluminosa y hay poesía andariega, hay novela de conflictos privados y hay relatos de misterio, hay testimonios personales dramáticos y abordajes biográficos, hay literatura nórdica y, en lo más alto del 'top ten', dos caras muy distintas de la no ficción española: por un lado, nuestra idolatrada Irene Vallejo (la favorita de los dioses... y de las libreras) ofrece un minúsculo pero monumental manifiesto a favor de la necesaria eternidad de los libros y de la lectura, haciendo votos porque, mirando hacia el futuro, lo libresco tenga una vida tan rica, fecunda y decisiva como la ha tenido si miramos hacia el pasado (historia que ella ha contado como pocos); y, por otro, se recupera la gigantesca y a la vez ligera obra completa de nuestro corresponsal favorito en la "Edad de Plata", el hombre que estuvo en todos sitios y acertó a contárnoslo con una puntería y una lucidez casi sospechosas de tan exactas: Manuel Chaves Nogales parece, en efecto, un personaje de ficción, porque estuvo en el momento adecuado en el lugar oportuno, y no una sino muchas veces, y escribió crónicas (o relatos, tomando el insuperable atajo de la ficción) que explicaron para siempre determinados sucesos o determinadas actitudes de los años en los que fue joven, porque, muerto a los cuarenta y siete años, siempre fue joven, y lo sigue siendo.
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