Poeta chileno

Alejandro Zambra vuelve en grande a la novela con este magnífico libro sobre familias hechizas, poetas y poetastros. Una hermosa, desenfadada y seriamente divertida declaración de amor a la poesía.
Durante buena parte de esta novela Gonzalo es un poetastro que quiere ser poeta y un padrastro que se comporta como si fuera el padre biológico de Vicente, un niño adicto a la comida para gatos que años más tarde se niega a estudiar en la universidad porque su sueño principal es convertirse –también– en poeta, a pesar de los consejos de Carla, su orgullosamente solitaria madre, y de León, un padre mediocre dedicado a coleccionar autitos de juguete.
El poderoso mito de la poesía chilena –un personaje secundario dice, aludiendo a los veredictos de la Academia Sueca, que los chilenos son bicampeones mundiales de poesía– es revisitado y cuestionado por Pru, una periodista gringa que se convierte en testigo accidental de ese esquivo e intenso mundo de héroes e impostores literarios.
«La verdadera seriedad es cómica», decía Nicanor Parra, y esta novela sobre poetas que desprecian las novelas lo demuestra brillantemente.
El laberinto masculino actual, los trágicos vaivenes del amor, las familias –o familiastras– fugaces, la omnipresente desconfianza en instituciones y autoridades, el deseo valiente y obcecado de pertenecer a una comunidad en parte imaginaria, el sentido de escribir y de leer en un mundo hostil que parece desmoronarse a toda velocidad... Son muchos los temas que este libro hermoso, contundente y desenfadado pone encima de la mesa. Autor de obras que se han vuelto emblemáticas, como Bonsái, Formas de volver a casa, Mis documentos o Facsímil, Alejandro Zambra regresa en grande a la novela con este libro que lo confirma como una de las voces fundamentales de la literatura latinoamericana en lo que va de siglo.
Opiniones
Opiniones
Nombrar lo que no existe
Una novela de literatos y familias no enlazadas
En 'Poeta chileno' abundan las casualidades alegres, los viajes que desintoxican a personas, los encuentros, las familias que no encajan y los puzzles que siempre parecen mantener una zona de misterio, como les pasa a los mejores poemas. En el último libro de Zambra aparecen muchos escritores pero sus protagonistas no son conocidos (ni siquiera tienen apellidos), ni saben muy bien quiénes son para los otros. Así se tejen hilos inexplicables, alegrías y libros escondidos para evitar decirse todo aquello que resulta transparente.
Valoración media
¿Has leído este libro?
Valóralo y comparte tu opinión con otros usuarios
Escribir mi opinión