Gustavo Adolfo Bécquer es el gran renovador de la lírica romántica española, una de las voces más auténticas y humanas de nuestras letras. Su poesía, sencilla en la forma, profunda...
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Gustavo Adolfo Bécquer es el gran renovador de la lírica romántica española, una de las voces más auténticas y humanas de nuestras letras. Su poesía, sencilla en la forma, profunda en el sentir, precisa como si su alma dibujase a plumilla, sigue contagiándose de generación en generación.
Este libro, preparado por el poeta Juan Cruz Igerabide, brinda una selección de sus mejores rimas y cuatro de las leyendas populares recreadas por Bécquer por medio de atmósferas mágicas y pintorescas descripciones.
Esa misma estética romántica, combinación de emoción y escalofrío, de ideal y tormento, palpita en las ilustraciones de Gabriel Pacheco.
¡Percibe las sensaciones!
Gustavo Adolfo Bécquer (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida) nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836.
En 1854, tras ciertos escarceos literarios en «El trono», «La Nobleza de Madrid» y en las revistas sevillanas «La Aurora» y «El porvenir», marchó a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura. Sufrió una gran decepción y sobrevivió en la bohemia de esos años. Para ganar algún dinero el poeta escribe, en colaboración con sus amigos (Julio Nombela y Luis García Luna), comedias y zarzuelas como «La novia y el pantalón» (1856), bajo el pseudónimo de Gustavo García en que satiriza el ambiente burgués y antiartístico que le rodea. En ese año fue con su hermano a Toledo, un lugar de amor y de peregrinación para él, a fin de inspirarse para su futuro libro «Historia de los templos de España». Le interesan por entonces el Byron de las «Hebrew Melodies» o el Heine del «Intermezzo» . Fue precisamente en ese año, 1857, cuando apareció la cruel tuberculosis que le habría de enviar a la tumba.
Hacia 1858 Gustavo se enamoró de Julia Espín y empezó a escribir las primeras «Rimas», pero la relación no llegó a consolidarse porque ella tenía más altas miras y le disgustaba la vida bohemia del escritor, que aún no era famoso.
El gran amigo de Bécquer, Rodríguez Correa, ya redactor del «El Contemporáneo», le consiguió un puesto de redactor. En este periódico, y hasta que desaparezca en 1865, hará crónica de salones, política y literatura.
González Pravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra censor de novelas en 1864. Desempeña este trabajo hasta 1867. En 1870 dirige «La Ilustración de Madrid», que acaba de fundar Eduardo Gasset con la intención de que lo dirigiera Gustavo Adolfo. Pero el 22 de diciembre muere Becquer. Ferrán y Correa se pusieron de inmediato a preparar la edición de sus Obras completas para ayudar a la familia; salieron en dos volúmenes con el título de «Rimas» y «Leyendas» en 1871.
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