Ningún poeta tan frágil ante el peso del destino como Verlaine.
De todos los poetas contemporáneos, ninguno ha tenido tal gesto conmovedor, tal necesidad de entregar su vida a los otros de un modo tan fascinante, tan compasivo y trágico como Paul Verlaine. Porque nadie ha sido tan frágil ante el peso del destino. Toda su virtud poética reside en lo opuesto a la grandeza: en la vulnerabilidad. Produjo así una poesía ancestral, pura humanidad, sencilla queja, humildad, balbuceo, ira y reproche, primitivos sonidos de sublime forma
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