Abigail Drake tiene un lazo muy profundo con el agua y especialmente con los delfines. Durante un viaje a Rusia conoció a Aleksandr Volstov, agente de la Interpol que acabó rompiéndole el corazón. Aleksandr se encuentra ahora en Sea Haven, siguiendo la pista de unos ladrones de arte. Antes de que la novela acabe, a alguien le habrán robado el corazón, y es muy posible que sea a las lectoras.
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