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F. Scott Fitzgerald definió Muchos matrimonios una de las mejores novelas de Sherwood Anderson. El libro abraza la tesis del fracaso de la monogamia, es decir de la institución del matrimonio. Por esta razón fue vetado en muchas librerías de Estados Unidos y de Inglaterra y creó no pocos problemas a su editor. A pesar de ello Fitzgerald afirmó que no se trataba de un libro inmoral sino de un libro ferozmente antisocial. El mismo Anderson adelantó que al libro se le acusaría de inmoralidad porque investigaba en la dirección de una liberación física y mental, en un intento de revelarse a sí mismo cual era la justa vía para el ser humano.
La novela puede parecer una simple historia de adulterio hasta puede parecer de lo más obvio: el jefe con su secretaria, pero la reflexión de Anderson despojada de inhibición, es mucho más profunda y mística, quiere ahondar en la esencia del hombre para entender cuáles fuerzas interiores, a veces inevitables, lo mueven a través de las convenciones sociales.
Sherwood Anderson nació en Camden, Ohio, en 1876. Poco después su familia se mudó a Clyde. Abandonó los estudios a los catorce años y a la muerte de su madre se trasladó a Chicago, donde trabajó durante un tiempo como publicista. Harto de la vida de ciudad, volvió a su tierra ya casado y con hijos, y trató de compaginar los negocios con la escritura. En 1919, de vuelta a Chicago, publicó Winesburg, Ohio, que se ganó el favor de la crítica más exigente y le abrió las puertas de los círculos intelectuales de la ciudad. En 1921 viajó a París y allí conoció a Gertrude Stein, con quien mantendría una amistad de por vida. Entre 1921 y 1925 publicó dos novelas, dos libros de cuentos y un volumen de memorias, pero a medida que el mundo literario se trasladaba del Medio Oeste a Nueva York, el prestigio de Anderson se fue apagando. Con el dinero que le procuró la publicación de la novela La risa negra se instaló en un pueblo de Virginia y allí siguió escribiendo. A esa época pertenecen muchos de sus mejores relatos, no obstante, Anderson murió en 1942 sin sospechar que acabaría siendo un clásico de la literatura del siglo XX.
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