Escrito por: Librería Lex Nova
Las manos tan pequeñas, la última novela de Marina Sanmartín, nos lleva de viaje al corazón de Japón para envolvernos en el inexplicable asesinato de una joven promesa de la danza, cuyo cadáver aparece mutilado sin –aparentemente– ningún tipo de explicación. A partir de ahí la autora irá narrando los hechos previos a este descubrimiento, de tal manera que el lector avanzará a su vez en la resolución del caso pero, a diferencia de otras novelas de este género, no encontraremos rudos policías siguiendo pistas ni largos interrogatorios en comisarías inhóspitas hasta altas horas de la madrugada. Las manos tan pequeñas respira por sí misma fuera de estereotipos. El misterio se irá resolviendo a través de amistosas charlas entre dos de los personajes principales de esta historia, conversaciones pausadas en cómodos sofás, con vistas espectaculares del centro de Tokio, degustando deliciosas muestras de la gastronomía japonesa y arropadas por las lánguidas notas del saxo de John Coltrane. Todo un lujo. Marina Sanmartín maneja los tiempos de la novela con elegancia, llevándonos del presente al pasado inmediato y avanzando poco a poco en la historia, así como en la descripción de cada personaje. Porque lo mejor de la novela, sin duda, son sus personajes. Personajes creíbles, bien construidos y alejados de patrones ya establecidos. Olivia Galván, la protagonista, quizá más libre y dueña de su vida de lo que a priori pudiera parecer, por sí sola daría de sí para un análisis más profundo e incluso, ¿por qué no?, para otro libro. Pero al margen de estas cuestiones, y sin ponernos demasiado serios, podemos decir que Las manos tan pequeñas es una novela muy entretenida, en la que se nota la pasión de la autora por lo que hace, por lo que cuenta. Su experiencia japonesa, su amor por la novela negra y por las historias bien contadas. Es un pequeño placer, en este caso confesable, dedicar un tiempo a la lectura reposada de esta trama sencilla de personajes complejos, que viven la experiencia con el desconcierto inevitable que conlleva pero sin caer en dramatismos injustificados ni efectistas. Sobriedad, elegancia en los detalles, contención... y, de fondo, esa ciudad increíble, protagonista absoluta de esta historia, Tokio, plagada de turistas que la convierten en un escenario más de este mundo globalizado y reproducido hasta el infinito que habitamos; pero también una ciudad con personalidad propia, con espacios aún vivos que preservan su milenaria tradición, el gusto por el detalle, por el cuidado exquisito y el respeto al paso del tiempo, que deja huella en todo lo que nos rodea: una ciudad en donde la prisa no tiene cabida. Una ciudad también que, como todas, puede llevarnos a añorar la propia porque, como felizmente expresa la autora, «existen todas las ciudades y la nuestra». Y no cabe más que añadir. Libreros, lectores, leed y recomendad Las manos tan pequeñas pues es un entretenimiento absoluto, lo cual, creemos, ya es mucho. Ester Vallejo, Librería Lex Nova (Madrid)
Tokio, otoño, segunda década del siglo XXI. Las manos de la joven y famosísima bailarina Noriko Aya aparecen en el pequeño espacio antisísmico entre dos edificios cercanos a los jardines del Palacio Real y al hotel donde se acaba de instalar el matrimonio formado por la autora de novela negra Olivia Galván y el catedrático de Literatura Comparada César Andrade, invitado por la universidad a participar en un curso de posgrado. Con ellas, una misteriosa pista: un anillo de diamantes y rubíes, que muy pronto señalará a César como principal sospechoso del crimen.
Contada en primera persona por Olivia Galván, que se refugiará en su amistad incipiente con el diplomático Gonzalo Marcos, consejero de la Embajada española en Japón, la acción de la novela relata el transcurso de la investigación del asesinato de Noriko y se centra en demostrar que, a menudo, nada es lo que parece.
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