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Tras unos años en Estados Unidos, Amelius Goldenheart regresa a Londres con una carta de presentación para John Farnaby. A pesar de los recelos de este, la señora Farnaby ve con muy buenos ojos al joven y le confía un secreto y una misión: encontrar a la niña que le arrebataron dieciséis años atrás. A medida que Amelius se implica en semejante empresa, afloran los secretos del pasado familiar y los ideales y principios de quien ha convivido con el socialismo cristiano topan de frente con las estrictas normas de la sociedad victoriana. De este modo, poco a poco, los intentos por encontrar la felicidad van convirtiéndose en las hojas caídas de un triste árbol vital.
Wilkie Collins nació en Londres en 1824 y murió en esa misma ciudad en 1889. Hijo del pintor paisajista William Collins, cursó estudios de derecho antes de dedicarse de lleno al oficio de escritor. En 1848 publicó una semblanza sobre la figura de su padre y, dos años más tarde, aparecía su primera novela, Antonina o la caída de Roma. Mantuvo una gran amistad con Charles Dickens, con quien colaboró en la novela El abismo, y trabajó largo tiempo en la búsqueda de formas narrativas renovadoras. Fruto de este esfuerzo literario son sus dos obras fundamentales: La dama de blanco (1859-1860) y La Piedra Lunar (1868). Maestro de la narrativa inglesa, su obra ha tenido admiradores y seguidores tan cualificados como Henry James, T.S. Eliot o Jorge Luis Borges.
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