Cada libro de Pablo Gutiérrez es esperado, como me imagino que
muchos esperan los siguientes libros de un autor que consigue hacerte adicto
con tu primera lectura.
Nada es crucial era
una novela maravillosa, con todos los elementos de la literatura que después
confirmaría la voz propia de Pablo Gutiérrez: empatía por el débil, conciencia
de clase, extremado sentido crítico, cuidada composición formal. Era una
historia de amor, y era misteriosamente poética a pesar de desarrollarse en la
pobreza extrema y la marginalidad.
Los siguientes libros del autor tenían todo, menos el amor por
sus personajes. Vencía la necesidad de un suspenso absoluto a la sociedad a la
creación de personajes que, por negativos u odiosos, encontraban una empatía en
sus textos.
El La tercera clase, su último libro, Pablo Gutiérrez vuelve a hacer que nos
interesen todo un coro de personajes que tratan de crear una vida alrededor de
un instituto público en una de las barriadas convertidas en infravivienda y
centro logístico de droga.
Cada voz, como en un coro griego, nos recuerda qué somos y qué
no queremos saber. Una novela imprescindible en un tiempo en el que la clase
media dice vivir peor que nunca por no poder comprar un coche o un enésimo
máster y los políticos ofrecen recetas simples a problemas tan antiguos como
complejos. Una novela imprescindible. Un escritorazo de vuelta a la magia de
construir personajes con vida propia.
Opiniones
Opiniones
'La tercera clase', de Pablo Gutiérrez
Cada libro de Pablo Gutiérrez es esperado, como me imagino que muchos esperan los siguientes libros de un autor que consigue hacerte adicto con tu primera lectura.
Nada es crucial era una novela maravillosa, con todos los elementos de la literatura que después confirmaría la voz propia de Pablo Gutiérrez: empatía por el débil, conciencia de clase, extremado sentido crítico, cuidada composición formal. Era una historia de amor, y era misteriosamente poética a pesar de desarrollarse en la pobreza extrema y la marginalidad.
Los siguientes libros del autor tenían todo, menos el amor por sus personajes. Vencía la necesidad de un suspenso absoluto a la sociedad a la creación de personajes que, por negativos u odiosos, encontraban una empatía en sus textos.
El La tercera clase, su último libro, Pablo Gutiérrez vuelve a hacer que nos interesen todo un coro de personajes que tratan de crear una vida alrededor de un instituto público en una de las barriadas convertidas en infravivienda y centro logístico de droga.
Cada voz, como en un coro griego, nos recuerda qué somos y qué no queremos saber. Una novela imprescindible en un tiempo en el que la clase media dice vivir peor que nunca por no poder comprar un coche o un enésimo máster y los políticos ofrecen recetas simples a problemas tan antiguos como complejos. Una novela imprescindible. Un escritorazo de vuelta a la magia de construir personajes con vida propia.
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