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Los gobiernos, como las iglesias, no pueden inspirar sino piedad odisgusto. Mientras el hombre no haya comprendido lo que es un gobierno o unaiglesia, lo natural es que sienta hacia ellos un piadoso respeto. En la medida en que sedeja guiar por ellos debe creer, para satisfacción de su amor propio, en su grandeza ysantidad. Pero desde el momento en que advierte que no hay en el gobierno ni en laiglesia nada absoluto ni sagrado, y que son simplemente invenciones de los malospara imponer al pueblo, de un modo artero, un modo de vida que sea útil a susintereses, siente enseguida una impresión de asco por los que le engañanindignamente (...) Lev Tolstói
Lev Tolstói (1828-1910), uno de los más destacados narradores de todos los tiempos, nació en Yásnaia Poliana, Rusia. Hijo de un terrateniente de la vieja nobleza rusa, quedó huérfano a los nueve años y tuvo tutores franceses y alemanes hasta que ingresó en la Universidad de Kazán, donde estudió lenguas y leyes. En 1851 ingresó en el ejército y dio a conocer su ciclo autobiográfico, compuesto por las obras Infancia, Adolescencia y Juventud. En 1856 se instaló en San Petersburgo y se consagró a la literatura. De entre sus obras más importantes cabe destacar: Anna Karénina, La muerte de Iván Ilich, Guerra y paz o La sonata de Kreutzer. Tolstói murió en Astápovo, en una remota estación de ferrocarril.
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