'Habanidad de habanidades, todo es habanidad. La Habana es una fijación en mí mientras ella nunca fue mi movimiento perpetuo. Dos desmadres tengo yo, la ciudad y la noche.' Esta ci...
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'Habanidad de habanidades, todo es habanidad. La Habana es una fijación en mí mientras ella nunca fue mi movimiento perpetuo. Dos desmadres tengo yo, la ciudad y la noche.' Esta cita de Guillermo Cabrera Infante, que ha servido para dar título a este volumen, evoca algunos de los elementos fundamentales sobre los que se articulan los dos libros principales, publicados en vida, del autor cubano. Tres tristes tigres y La Habana sobre un infante difunto constituyen dos hitos en la literatura en español del siglo xx. El crítico Emir Rodríguez Monegal escribió, a propósito de Tres tristes tigres, que el lenguaje era la realidad última de la novela. Lo mismo podría decirse de La Habana para un infante difunto. Ambas son obras donde el texto escrito, en ese cubano que es ya de por sí una creación del autor, está repleto de juegos de palabras que llevan el significado hasta sus últimas consecuencias, casi siempre presididas por el humor. Qué mejor definición que la que daba el propio autor cuando definía Tres tristes tigres como 'una galería de voces', mientras que declaraba que La Habana para un infante difunto era 'un museo de mujeres, con el narrador de guía completando cada boceto, detallando cada dibujo, exhibiendo cada cuadro carnal hasta hacerlos tableaux vivants'. Admirable cronista siempre de la ciudad, Cabrera Infante se convierte en Tres tristes tigres en un enorme creador de personajes (quién no recordará a Bustrófedon, a Arsenio Cué, la Estrella, a Silvestre, a Códac, a Cuba Venegas) y en La Habana en un retratista de mujeres excepcional. En sus respectivos géneros, las dos obras se constituyen en una educación erótica que alcanza dimensiones alcanza dimensiones parecidas a la educación sentimental flaubertiana.
Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Oriente, Cuba, 1929 - Londres, 2005) es uno de los más grandes escritores en español del siglo xx. Fue director de la Cinemateca de Cuba, crítico de cine, director del Consejo Nacional de Cultura, subdirector del diario Revolución, director del magazine cultural cubano Lunes de revolución y agregado cultural de Cuba en Bruselas. Trabajó como escritor de guiones para la industria de Hollywoode impartió clases en las universidades de Virginia y West Virginia. En su obra destacan los volúmenes de relatos Así en la paz como en la guerra (1960), Delito por bailar el chachachá (1995) y Todo está hecho con espejos: cuentos casi completos (1999); las novelas Tres tristes tigres (1967; Premio Biblioteca Breve 1964), La Habana para un Infante Difunto (1679) y La ninfa inconstante (2008);las recopilaciones de críticas cinematográficas Un oficio del siglo XX (1963), Arcadia todas las noches (1978) y Cine o sardina (1997); el ensayo Puro humo (2000), los libros autobiográficos Cuerpos divinos (2010) y Mapa dibujado por un espía (2013), ambos publicados póstumamente, y las recopilaciones de artículos Vista del amanecer en el trópico (1974), O (1975), Exorcismos de esti(l)o (1976), Mea Cuba (1972), Mi música extremada (1996), Vidas para leerlas (1998) y El libro de las ciudades (1999). En 1997 fue galardonado con el Premio Cervantes.
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