Léon Bloy (Périgueux, 1846-Bourg-la-Reine, París, 1917) fue el segundo hijo de una familia pequeñoburguesa. A los dieciocho años se trasladó a París para dedicarse al arte y a la literatura. La amistad con Barbey dAurevilly le acercó al catolicismo, pasando así de un anticlericalismo furibundo a un catolicismo intransigente. Durante una estancia en el Santuario de La Salette, conoció al abad Tardif, que lo introdujo en el estudio de la simbología bíblica. En 1889 se casó con Jeanne Molbech, lo que le proporcionaría la serenidad que necesitaba para publicar sus escritos. Sus obras se caracterizan por tener un estilo visionario y agresivo, entre ellas destacan: El desesperado (1889), La salvación por los judíos (1892), Cuentos descorteses (1895), La mujer pobre (1897), La que llora (1907), La sangre del pobre (1909), El alma de Napoleón (1912), Exégesis de los lugares comunes (1913) y Meditaciones de un solitario (1917). También es autor de un Diario apocalíptico y profético (1892-1917), considerado por algunos su obra más representativa.
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