El Sermón de la montaña es la regla de vida del discípulo. Según santo Tomás, toda la perfección cristiana está en este discurso, quizá porque en él se incluyen dos de las piezas m...
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El Sermón de la montaña es la regla de vida del discípulo. Según santo Tomás, toda la perfección cristiana está en este discurso, quizá porque en él se incluyen dos de las piezas más destacadas de la predicación de Jesús: las bienaventuranzas y el Padrenuestro. Se trata, pues, de la regla de vida del cristiano, una regla muy exigente, desconcertante y desestabilizadora en muchos sentidos.
Esta obra no pretende hacer una lectura del Sermón de la montaña en clave exegética, sino que recoge las meditaciones que el cardenal Carlo Maria Martini compartió en 2005 -como es su costumbre- con un grupo de sacerdotes de diversas regiones italianas en el marco de unos ejercicios espirituales.
Vivir el Sermón de la montaña -dice el cardenal Martini- requiere de una fe que se abandone completamente al Padre, segura de que él conoce aquello de lo que tenemos necesidad, perdona nuestras faltas, nuestras negligencias, nuestras incoherencias, y continuamente nos atrae y llama hacia él, siempre que no perdamos la confianza y la perseverancia en la oración.
Carlo Maria Martini (Orbassano, Turín, 15 de febrero de 1927 - Gallarate, Lombardía, 31 de agosto de 2012) fue un jesuita, profesor de teología, arzobispo de Milán, cardenal de la Iglesia católica. En la corriente de los cambios del post-Concilio, siguió la línea marcada por la Compañía de Jesús en sus últimas décadas. Nació en el suburbio turinés en el seno de una familia burguesa, hijo de padre ingeniero. Ingresó en la Compañía de Jesús (jesuitas) el 25 de septiembre de 1944, a los 17 años de edad. Hizo el noviciado en Cuneo; estudió en la Facultad de Filosofía Aloisianum, Gallarate, Milán; en la Facultad Teológica de Chieri, en Turín; en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (en 1958 recibió el doctorado en teología fundamental con la tesis: "Il problema storico della Risurrezione negli studi recenti"); y en el Pontificio Instituto Bíblico, Roma, donde obtuvo otro doctorado con una tesis sobre "El problema de la recensionalidad del códice B a la luz del papiro Bodmer XIV". Martini fue ordenado sacerdote en 1952 y comenzó una carrera fulgurante, tanto en el ámbito académico como en el eclesiástico. Martini era experto en la crítica textual del Nuevo Testamento y había estudiado los papiros y códices que contienen el texto griego de los Evangelios. Martini obtuvo varios doctorados y dominaba seis idiomas modernos, además del latín, del griego y del hebreo clásicos.
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