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A los veinte años, huérfana y con dos hermanos a cuestas, Denise llega a París dispuesta a trabajar en la pañería de su tío Baudu. Pero corren tiempos difíciles, el pequeño comercio está en crisis y el nuevo gigante de los grandes almacenes amenaza con acabar con él. Así las cosas, Denise tiene que emplearse en El Paraíso de las Damas -«¡una tienda de novedades con diecinueve departamentos y cuatrocientos tres empleados!»-, propiedad de Octave Mouret. Las ideas de Mouret van a revolucionar no sólo el sistema comercial sino la misma constitución social y hasta urbanística de París. Y mientras Mouret rige los destinos de «un pueblo de coquetas» y los pequeños comerciantes resisten heroicamente, nace una historia de amor desafiante, turbadora y ardiente entre el patrón y la empleada. Con una prosa tensa, entusiasta, fuerte y rápida, que parece dictada al compás de la implacable maquinaria comercial, El Paraíso de las Damas (1883) es una de las novelas más penetrantes, y atípicamente más optimistas, de Émile Zola.
Émile Zola (París, 1840-1902) pasó toda su niñez en el sur de Francia, donde su padre falleció cuando él tenía siete años, dejando a su familia en la miseria. En 1858 se mudó a París y encontró su primer trabajo en una editorial. Aunque escribió diversos poemas, relatos y críticas literarias, hasta 1867 no publicó su primera novela Thérèse Raquin. Entre 1871 y 1893 escribió «Les Rougon-Macquart», una serie de veinte novelas destinadas a ilustrar, a través de una saga familiar, la vida parisina de finales del siglo XIX. En esta serie se incluyen obras como Nana o Germinal. Inspirado por las teorías de Darwin o Taine, Émile Zola inventó un nuevo género literario con el que penetrar en cada uno de los aspectos de la vida humana para descubrir todos los males de la sociedad: el naturalismo. Rápidamente fue calificado de obsceno y criticado por exagerar la criminalidad y el comportamiento tanto de las clases más acomodadas como de las más desfavorecidas. En defensa del naturalismo, Émile Zola escribió varios libros de crítica literaria en los que atacaba a los escritores románticos. Entre estos escritos destacan La novela experimental (1880) y la colección de ensayos Los novelistas naturalistas (1881). En 1898 se exilió a Londres durante un año como consecuencia de la carta «Yo acuso», dirigida al presidente Faure y publicada en primera página en el diario parisino L'Aurore. En ella, Zola defendía la inocencia del capitán judío Alfred Dreyfus, acusado y condenado por espionaje, y acusaba al verdadero traidor, el capitán Esterházy. Su carta provocó la reapertura del juicio. Zola murió en su casa de París el 29 de septiembre de 1902, intoxicado por el monóxido de carbono que producía una chimenea en mal estado.
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