Sin duda, la Divina comedia es, además de un prodigio de técnica y belleza poéticas y narrativas, una obra que alcanza cotas de sabiduría sobre el ser humano y su situación en el m...
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Sin duda, la Divina comedia es, además de un prodigio de técnica y belleza poéticas y narrativas, una obra que alcanza cotas de sabiduría sobre el ser humano y su situación en el mundo y el universo logradas por muy pocas otras en la historia de la humanidad. No obstante, su afán de universalidad y atemporalidad sólo se persigue en ella a través del análisis, la reflexión y la proyección imaginaria de la vida y del mundo de su época y de su lugar, de ahí que, como sucede a otras grandes obras de la literatura universal, la Divina comedia es más universal cuanto más local es. Por ello, dado el profundo entramado doctrinal e ideológico con el que se construye, con nociones e implicaciones en muchos casos ajenas a las nuestras, y dada la multitud de referencias a personajes, hechos históricos, sucesos sociales, elementos materiales, costumbres, fundamentos político-jurídicos, etc., se hace necesario un aparato crítico de notas y comentarios, como el que aquí se presenta, que acerque ese mundo al lector. Con motivo del séptimo centenario de la muerte de Dante, esta edición celebra su magna obra con el propósito
Dante Alighieri nació en Florencia en 1265, en el seno de una familia noble empobrecida. Su formación se enmarcarcó en la tradición de la época, por lo que probablemente estudió en la Universidad de Bolonia. Conoció por primera vez a Beatrice Portinari en 1274, y a su muerte en 1290, el joven poeta stilnovista buscó refugio en el estudio de la filosofía y la teología, y escribiendo la Vita Nuova. En esta época se involucró en la disputa entre güelfos y gibelinos, partidarios del Papa y del Emperador, respectivamente. Dante llegó a ser un importante güelfo blanco -defendían la indenpendencia tanto del poder papal como del imperial-, de modo que cuando los negros tomaron el poder en Florencia en 1302, Dante fue condenado al exilio, aprovechando su ausencia de la ciudad. Primero se refugió en Verona y, tras residir en numerosas ciudades -algunos dicen que París o incluso Oxford-, se estableció finalmenteen Rávena, donde completó la escritura de su gran obra, la Divina Comedia. Dante murió en Rávena, al volver de una misión diplomática en Venecia, en 1321.
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