La memoria resucitada de un pequeño mundo desparecido bajo las aguas de un embalse. Antropología narrada como una delicadísima y emocionante fábula
La construcción de grandes presas ha desarraigado a millones de personas en el mundo rural y solo en España ha acabado con la vida de cientos de pueblos e innumerables huertas habitadas.
Detendrán mi río cuenta la historia de Cauvaca, una huerta aragonesa que estuvo llena de vida hasta que la inundó el Embalse de Mequinenza. Es la historia de Mercedes, una mujer que creció en el agua y que hoy recuerda con nostalgia el escenario de su infancia. Por estas páginas desfilan vecinos que logran comprar casas y tierras en la huerta de sus antepasados gracias un golpe de suerte, una niña que puede predecir la lluvia con su cinturón de serpiente, obreros que siempre van de paso, un ingeniero estadounidense que muere en el naufragio del Lusitania y un niño catalán que de mayor quiere ser como él, y una campesina ciega que va a conocer el mar porque no sabe que el mar está a punto de venir. Es un libro sobre desarraigo y memoria que aborda un tema universal desde el ámbito local. Pero es también una historia de vidas cruzadas en la que esas pequeñas coincidencias que pasan desapercibidas resultan cruciales en el destino de las personas y los lugares.
Este reportaje antropológico está contado como una fábula de realismo mágico, pero parte de decenas de entrevistas a vecinas y vecinos de Caspe y de sus huertas sumergidas, antiguos trabajadores de ENHER, técnicos, periodistas, historiadores y desplazados por la construcción de presas en Mequinenza, Fayón y otros pueblos del resto de España.
Escrito por: Librería Cervantes
“Queda inaugurado este pantano”…: ni siquiera la guerra logró deshabitar Cauvaca. Sí lo hizo, en cambio, el agua. En las orillas del río Guadalope, cerca de Caspe (Zaragoza), existió Cauvaca. Un terreno fértil, sin cementerio, en el que nacieron y murieron niños, habitaron familias, arraigaron tradiciones y se forjaron sueños. Las paredes que cobijaron cada una de sus historias duermen hoy para siempre bajo las aguas del Embalse de Mequinenza. Detendrán mi río, de Virginia Mendoza (Libros del KO), es la memoria de Cauvaca y de sus gentes. Se trata de una novela concienzudamente documentada que reconstruye la vida en esta huerta aragonesa desde principios del siglo XX hasta su fin en 1967, año de la inundación. Un lugar marginado al que apenas había llegado el progreso, cuyo destino cambió de pronto, y para siempre, de la mano de ingenieros, topógrafos, planos, obreros, hijos de obreros y hormigón. Por estas páginas desfilan recuerdos e historias, impregnados de cultura popular pero también enmarcados en su contexto histórico más amplio. De este modo, Virginia Mendoza nos habla, por ejemplo, de cómo el hundimiento del Lusitania significó un antes y un después en la vida de un puñado de familias aragonesas que, por aquel entonces, ni siquiera habían nacido. Una novela breve que se impone como un homenaje a aquellas familias que, si buscan su hogar, ya sólo encuentran agua: «A Mercedes los ojos se le fundieron con el cielo y con el agua, sobre todo con el agua. Pasó en lancha sobre los lugares en los que solía correr, labrar, sembrar, recolectar, nadar y desplazarse en pontón. Vio lo que ya no estaba. Vio la torre de su infancia y juventud. Vio los hermanos que nunca crecieron. Vio el árbol que su madre quiso arrancar. Vio la fontaneta de la que nunca, ni siquiera bajo el pantano, dejó de brotar el agua. Vio todas las serpientes que no llegó a cazar. Vio la escuela en la que dijo a la maestra que se cortara la mano. Sopló el cierzo y el sombrero que llevaba Mercedes echó a volar y fue a parar al agua. —Pero solo perdí el sombrero en el embalse. Nada más.» Alfredo Quirós, librería Cervantes (Oviedo)
Escrito por: Las Librerías Recomiendan
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