Nos encontramos ante el prototipo del héroe americano que intentó experimentar en su vida aquello que escribía. Su obra es un himno a la naturaleza y a la libertad del hombre, y su...
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Nos encontramos ante el prototipo del héroe americano que intentó experimentar en su vida aquello que escribía. Su obra es un himno a la naturaleza y a la libertad del hombre, y su exitosa difusión lo convirtió no solo en un mito para los lectores de su época, sino para los de generaciones venideras.
Fue también un notable maestro de la narración corta, donde alcanzó una difícil perfección, y en Cuentos de los Mares del Sur podrán encontrar algunas de las más brillantes de todas ellas. Estamos ante un espléndido libro de viajes en el que viajaremos por las estimulantes islas de Hawai, Tahití, Poamutu, las Gilbert, Samoa y Upolu, lugares escasamente conocidos y explorados en su tiempo, en los que el autor encontró materiales novedosos y exóticos que ofrecer a sus numerosos lectores; caníbales reconvertidos, hermandades con fines siniestros, opio, médiums, comerciantes de alcohol arrepentidos…
Lugares lejanos, exóticos y originales donde el tiempo carece de valor y los verdaderos peligros se esconden tras las cosas bellas.
John Griffith Chaney, conocido como Jack London (1876-1916), creció en Oakland. A los catorce años dejó el colegio y pasó su juventud trabajando como pescador, patrullero de costas o marinero a la caza de focas. También sufrió el desempleo y fue arrestado por vagabundear, hasta que se trasladó a Alaska empujado por la «fiebre del oro». Allí vivió sus experiencias más duras, pero también las que plantarían la semilla de la escritura. De ese entorno surgen sus primeros relatos y los que le granjearon fama inmediata: La llamada de la selva (1903) y Colmillo Blanco (1906), para muchos sus mejores obras. La desnutrición y sus escasas ganancias lo llevaron de vuelta a California, pero no tardó en hacerse de nuevo a la mar. Primero (1904) como corresponsal de guerra y más adelante (1907) con su propio navío, en una expedición que recorrió el mundo durante varios años y que inspiró Cuentos de los mares del Sur (1911), otro de sus títulos más conocidos. A su vuelta compró una gran propiedad, pero un incendio fortuito destruyó la nueva casa y aquello afectó profundamente a la salud del autor, ya de por sí precaria en aquel momento. Falleció en su rancho de California a los cuarenta años.
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