Este libro se presenta como un estudio filológico de un aspecto de Marx. Alfred Schmidt ha localizado e interpretado aquellos pasajes de los distintos períodos de la actividad intelectual de Marx que se refieren al concepto de naturaleza. No tenemos conocimiento de que se haya realizado hasta ahora ninguna otra exposición del concepto de naturaleza en Marx que sea tan profunda y en consonancia con el estado de la problemática. Para llevarla a cabo no bastaba con reunir pasajes en los que se hablará de la naturaleza. Incluso en otros donde la naturaleza no constituye el tema central, en las teorías sobre el trabajo, el valor y la mercancía, están implícitas concepciones acerca de la naturaleza. Por ello al exponer fundadamente el concepto de naturaleza, Schmidt ilumina también otras partes de la teoría. Por ejemplo, elucida el justo alcance de la versión según la cual existe una oposición radical entre la dialéctica idealista y la materialista, y aclara también la muy citada frase de Marx donde éste dice que su método de trabajo sólo flirtea con la dialéctica. El autor examina con referencia al concepto de naturaleza, textos hasta ahora utilizados para ese tema, como por ejemplo los trabajos preliminares de Marx titulados Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie [Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador)] publicados en 1953, y contribuye con ello a precisar el concepto marxista de materialismo. La reducción de la realidad a mera naturaleza, a partículas atómicas, o a lo que según el estado de la ciencia en cada época se considere como los últimos componentes, no debe entenderse de ninguna manera en sentido absoluto. En forma no muy distinta de Kant, para quien todo conocimiento se remonta a la actividad de funciones ordenadoras del sujeto, en Marx aquel se vincula con el trabajo humano, y más precisamente con el trabajo efectivo y social. Por consiguiente, el concepto de naturaleza de carácter físico queda relativizado. Afirmarlo como absoluto sería 'vulgar'. La representación cuantificadora de la naturaleza, del tipo de la que predomina hoy necesariamente en los laboratorios, no puede ser sin más ni más idéntica al concepto de naturaleza de una humanidad que ya no está dividida y que se ha liberado del todo de las ataduras de la naturaleza. Junto con el equívoco producido por el materialismo vulgar también se esfuma el de carácter pragmatista. Marx ha defendido menos que cualquier otro filósofo el punto de vista de que la estructura del pensamiento deba adaptarse a la praxis, a que éste deba ajustarse a exigencias prácticas a costa de la verdad. Sobre los estudiosos que para demostrar una cuestión de carácter práctico o lograr un determinado efecto entran en transacciones doctrinarias en desmedro de su propio punto de vista, Marx se pronunció con desprecio: los llamó desvergonzados. Los estudios políticos de Marx suelen usarse en el este para lograr la sincronización interna, la orientación de la juventud, y para uso de quienes prepararán, en tierras extrañas, el camino de la colonización; en el oeste sirven no pocas veces para la defensa contra la agresión del nuevo evangelio. Con excesiva frecuencia, incluso en el oeste, el tratamiento del tema se ve afectado por una consideración superficial y que, en consecuencia, posibilita que se le preste muy poca atención. Schmidt ha evitado esa tentación mediante un modesto planteo filológico. El desarrollo del concepto central, que constituye el objeto del libro, trae a la luz consecuencias distintas de las tradicionales. Tal hecho justifica que hayamos incluido en esta colección un trabajo que tiene su origen en una tesis de doctorado. Max Horkheimer/Theodor W. Adorno
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