Hay paisajes del Evangelio a los que volvemos con frecuencia, a veces invitados por la liturgia, otras atraídos por la convicción de que allí somos esperados. Son lugares de gracia...
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Hay paisajes del Evangelio a los que volvemos con frecuencia, a veces invitados por la liturgia, otras atraídos por la convicción de que allí somos esperados. Son lugares de gracia que nos evocan el recuerdo de un encuentro con el Señor.
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