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Los árboles mueren como lenguas maternas. Si las estaciones vienen a destiempo, se van el cerezo/ el espino blanco/ el almendro. Las ramas que astillamos son buenas para el fuego, lo aviva, ayudan a quemar lo sucio de las granjas, los rencores, las hojas del maíz, lo que no quiere ser recordado, el interior de nuestro interior. Se deja todo atrás, sobre maderos ardiendo.

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