Aclamamos "¡Lactancia, sí!" en las redes sociales y con nuestras amigas con orgullo feminista, pero a las tres de la mañana puede que estés pegándote contra la pared diciendo, "Oh, dios, ¿qué he hecho"? Intelectualmente, sabemos que es lo mejor para nuestros bebés; e instintivamente, muchas de nosotras queremos lograrlo. Sin embargo, nuestra ensoñación durante el embarazo no nos prepara para el dolor, la frustración, la autocrítica y el miedo que experimentamos cuando escogemos la lactancia.
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