La Historia suele contar la toma de la Bastilla desde el punto de vista de grandes personajes que, en realidad, nunca estuvieron allí: en esta obra, se cuenta la historia de quienes sí se hallaban allí ese preciso día, el célebre 14 de julio de 1789. Sus protagonistas eran gentes anónimas, impulsadas por el hambre, el malestar, la carestía de lo indispensable. Pero antes de seguir los pasos de estos desconocidos revolucionarios, Vuillard retrocede unos meses para relatar la rebelión de los trabajadores de las manufacturas Réveillon, que vieron recortados sus salarios, y cuya cruenta represión causó más muertos que los del 14 de julio. También se detiene en narrar cómo se vivía en esos momentos en la gran corte de Versalles, así como el trasfondo económico y social que provocó el levantamiento. Pero sobre todo sigue, hora a hora, de manera vibrante y apasionada, cómo individuos sin derechos convulsionaron un régimen arcaico para dar un nuevo sentido a la historia. Y relatar la historia, advierte el autor, «es una manera de mirar el presente».
Escrito por: Librería Pasajes
Éric Vuillard no engaña a nadie: narra el acontecimiento del 14 de julio. Cuando el episodio que se narra es tan conocido, es difícil hacer de ello una ficción sin incurrir en el cliché o pecar de demasiado imaginativo, ofreciendo hechos increíbles de cuya falsedad nadie dudaría. Este 14 de julio, sin embargo, ofrece algo fresco. Tiene que ver con un estilo pulcro, directo, con descripciones de paisajes y caracteres humanos más que de negociaciones en la corte.
Atrapan en este libro las sensaciones y las anécdotas personales de los protagonistas del episodio, y quedan fuera los largos discursos de los personajes de la alta política, así como la secuencia de hechos históricos (pero los interesados en el desarrollo socio-político de la Revolución pueden dirigirse a manuales clásicos, el de Albert Soboul, por ejemplo).
Lo que más me ha gustado de este estilo es la forma coral en cuanto a retratos y lugares, su cercanía a cada personaje sobre el que se pone el foco, en un logrado afán por reconstruir una confluencia de subjetividades que se aleja del personalismo y reivindica el carácter republicano de un acontecimiento del que conocemos a sus líderes pero -hasta ahora- no teníamos un perfil concreto de sus actores reales. El lector disfruta de una novela seria pero ágil, sorprendente sin erudición. La literatura de Vuillard no maquilla la historia, la recrea y la continúa.
Federico Ocaña, Librería Pasajes (Madrid)
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