Antonio Muñoz Molina en La Buena Vida

Cuando le propusimos a Antonio Muñoz Molina venir a la librería a hacer de librero durante un trimestre, de marzo a mayo de 2023, nos advirtió que sus lecturas son bastante heterogéneas y que querría que su sección reflejara esta diversidad.

Es fácil de apreciar en los libros elegidos ese gusto por el paseo, físico e intelectual, por la divagación y los encuentros entre lo íntimo, lo biográfico, la historia, la ciencia y, cómo no, lo político.

Y como no podía ser menos, le pedimos también que apostara por un escritor nacional contemporáneo que, a su modo de ver, fuera merecedor de más lectores y atención. Nos introdujo a un Carlos Pardo que en este momento vivía en las periferias peninsulares. Antonio ofreció un buen ejemplo de generosidad intelectual al poner su mirada de lector al servicio de la obra de Carlos.

Casi nos alegramos de que en las librerías las paredes limiten el aforo. Nos convierte en divagantes de compañía limitada y los asistentes son testigos de algo que saben que fue especial, y que será muy difícil de explicar a los que no asistieron. Como en las acampadas, cada noche al fuego trae momentos únicos. Porque hay determinadas experiencias que no son transmisibles. Por eso a las librerías hay que visitarlas, como al médico, a menudo, por prevención de afecciones afectivas e intelectuales.

Todo el mundo quería conocer el listado de libros elegidos por Muñoz Molina. Pero esto no es una biblioteca, es una librería, y la principal diferencia es que en las librerías hay continuamente ausencias corregidas y presencias que no reponemos o que devolvemos a los almacenes. En moda lo llaman showroom. A nosotros nos gusta la expresión librería de autor. Eso hace a cada una especial y fruto del momento. Lo efímero y circunstancial. Nada que ver con un canon personal, podría hacer seguro decenas de listas de obras por las que se sentiría igualmente inclinado, pero esta fue la de nuestro momento.

Buena parte de la obra de Muñoz Molina pertenece al género fragmentario. Los premios y reconocimientos le llegaron por grandes y ambiciosas novelas, pero sus lectores le pueden acompañar por esos paseos curiosos y aparentemente sin rumbo que, al leerlos, nos permiten sugerir que seguimos disfrutando de su compañía.