Cada vez que una escritora de la profundidad de
Pilar Adón publica un libro, como su último
De bestias y aves, el olfato lector se pone alerta y uno se prepara para un evento insospechado, una perpetua esencia a varias jornadas de café o, por qué no decirlo, un halo de sobriedad portentosa.
Así lo ha ido demostrando a lo largo de su trayectoria literaria, la cual abarca más de tres lustros de hilar con precisión artesanal cada uno de sus textos. Pero nada me pudiera hacer sospechar al iniciar la confusión de Coro Mae (protagonista errante) adentrándose en un camino repleto de grava y peñascos, rural y alejado de las autopistas, que estaba delante de uno de las más elegantes e inigualables homenajes a la obra de Virginia Woolf,
Al faro. O quizá sea pertinente puntualizar que es el diálogo con la obra de Woolf más inteligente que cualquier lector de hoy en día pueda imaginar.
Y hago esta afirmación, ya no como librero, sino como admirador y feroz defensor de la audacia literaria ante cualquier atisbo de edulcorada pretensión por ofrecer un texto amigable o libre de cualquier tipo de interpretaciones posteriores.
En De bestias y aves (Galaxia Gutenberg), Pilar Adón cumple con creces cualquier expectativa del lector avezado en duelos argumentales y lingüísticos, además de invitar a todo aquel a experimentar el asombro ante la creatividad.
Pero habrá que justificar todo lo dicho, ¿verdad? Pues, por fortuna, las grandes obras no sufren de la inquina de los “spoilers”, así que desmenucemos el manto argumental: Coro Mae termina en un camino pedregoso que desemboca en unas verjas cerradas; sin gasolina por su imprudencia, la pintora de éxito, la mujer de ciudad, se encuentra en completo abandono, sin saber que tras aquel final de camino se encuentra una recreación de la Betania bíblica en la que solo vive un grupo de mujeres. Una comunidad pequeña, ajena a todo pasado y futuro, en la que sus residentes solo viven el presente. Invitada a pasar la noche, Coro no podrá salir de aquel paraíso salvaje y materno, ya sea por insistencia de Gloria (la que duerme en el sótano), por cualquiera de las evasivas insistentes de las demás o por su propia incapacidad para recuperar una vida que, lentamente, se desvanece.
Allí, en un amplio terreno que abarca desde ovejas a un lago, cuestas empinadas y unos límites difusos, Coro irá descubriendo y recapacitando sobre el verdadero sentido de la creación, de la inutilidad del pensamiento lineal de la existencia, del propio legado. Y es aquí donde Pilar Adón nos acerca a la anteriormente citada obra maestra de la inglesa Virginia Woolf. Porque lo primero “que hace una mujer cuando decide aceptar que va a pasar un tiempo en una tierra que desconoce es medirla”, comprende que “no hay dos días iguales” y que la vida es “el resultado de una suma de segmentos separados”. En definitiva, en ese trayecto anímico al origen no tiene sentido en dejar más huella que aquella que te pueda guiar al siguiente día, al mismo lugar para volver a retratar el instante que nunca se repite. Descubrir la paz de la costumbre y la rutina.
He aquí, por tanto,
una novela preciosista que deja al lector todo tipo de espacios para la reflexión sosegada y los debates intensos que tanto gustan (muchas veces se echan de menos) sobre tal o cual apreciación de un párrafo y, sobre todo, el silencio de las hojas (las de papel, pero también las otras) al terminar de leerlo.
Y solo os dejo una afirmación más: quien lee este libro no se lo quita de la cabeza en semanas. Dicho queda.
Vicente Velasco Montoya,
La Montaña Mágica (Cartagena, Murcia)
Opiniones
Opiniones
Jugando con los fantasmas y el terror de las heridas personales
Mantiene la tensión hasta el final con una prosa cuidada
Un thriller psicológico en el que la pérdida agujerea la percepción de la realidad de una protagonista que nos mantiene permanente pegados al agujero de la mirilla por donde seguimos su aventura. Deseamos que salga corriendo aunque sepamos que no va a poder dejar atrás lo que la vacía.
DE BESTIAS Y AVES
El último libro que hemos leído en la Tertulia de autoras de la Librería Diagonal de Segovia ha resultado ser una obra interesantísima para comentar, con muchas opiniones y un análisis impresionante por parte de Nuria Santiago, una de nuestras contertulias.
Para algunas de nosotras esta novela de Pilar Adón resulta de lectura fácil, pero de difícil comprensión. Y es que hay mucho detrás de esa aparente facilidad. La novela tiene varios niveles o capas de lectura y puede gustar a cada uno según la interprete. Esto ya es un valor en sí misma. Como decía, la novela esconde mucho simbolismo detrás de la aparente facilidad. Voy a intentar resumir los elementos más importantes que hemos discutido en la reunión sin descubrir nada que pueda influir al futuro lector.
Para empezar, se trata de una huida, un viaje (real, simbólico, metafórico…) en el que la protagonista busca encontrarse a sí misma, encontrar respuestas, tomar una decisión sobre su vida…
Hay muchos elementos interesantes, por ejemplo, su estructura circular (empieza donde termina), lo que a algunas de nosotras nos llevó a releer el primer capítulo, en el que, por cierto, se encuentran las claves de lo que pasará después.
El ambiente agobiante, asfixiante, de absoluta inquietud que transmite la autora está muy bien logrado.
El agua y todo lo que se relaciona con ella (fuente de vida y muerte) es casi un personaje más. Tiene mucha importancia.
Las citas literarias y las referencias artísticas juegan un papel fundamental en la comprensión del mundo simbólico y en el desarrollo de la trama.
La autora va dando pistas sobre lo que ocurre (ha ocurrido o va a ocurrir) también a través de los nombres de los protagonistas, otro elemento simbólico más de esta novela.
El tema del espacio en el que transcurre la acción nos llevó mucho tiempo de discusión interesantísima ya que determina la interpretación que hagamos de la obra: comunidad alternativa, espacio imaginado, purgatorio, etc.
Es muy interesante el lugar que ocupan los sueños o las ensoñaciones de la protagonista, hasta el punto de que a veces son delirios y hacen dudar al lector.
Otro elemento importante en la novela es la religión, tanto por las citas y el simbolismo como por el anhelo de búsqueda de sentido de la vida de la protagonista. Interesante en este sentido también la figura de Tobías.
Aunque pueda parecer que hablo en clave, la idea es no “destripar” demasiado de la novela. Algunas de las participantes pensamos releerla teniendo en cuenta todas las opiniones que se ofrecieron en la tertulia porque es una novela que merece mucho la pena.
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