Una joven prostituta recorre una ciudad nocturna de límites imprecisos, quizá Tel Aviv. Se hace llamar Libby, «corazón mío» en hebreo. La miran tanto los hombres como las mujeres: «No soy guapa, se acostaban conmigo», repite como en un salmo o una confesión, pero no se deja atrapar por las miradas ni por las palabras. Sube y baja de coches con chóferes lacónicos y comparte momentos de humor y sororidad con otras trabajadoras sexuales. Su vida es como un sueño que le sucede a otra persona, una suma de violencias y una forma de libertad en la que no se puede ser libre.
El debut narrativo de la israelí Maayan Eitan, que causó un enorme revuelo al publicarse en su país, ha sido saludado como una singularísima obra maestra. En breves y alucina-dos capítulos de alto voltaje literario, Amor narra a la vez la verdad y la mentira, aquello que sucede y aquello que debería suceder. Combina el aliento lírico de un Cantar de los cantares con la inversión moral (la contemporaneidad) de Jean Genet, Thomas Bernhard o la serie Euphoria, y se hace inolvidable gracias a su protagonista, la turbadora Libby, descarnada y huidiza bajo la atención paralizadora del deseo masculino.
«Un libro intenso que, entre sus virtudes, está el manejo de una prosa con ritmo que combina cierto lirismo con la crudeza. (…) Entre tanta sordidez contada con una prosa de ritmo casi poético, se cuela la cotidianidad de las relaciones humanas. (…) Una novela enérgica que a la vez despierta cierta ternura pero sin buscar compasión y te deja sin aliento. Todo está difuso, entre la alucinación y una denuncia de la cosificación del cuerpo de las mujeres.» Aloma Rodríguez, Radio 3
«Este libro movedizo y sugestivo no regala un mapa para moverse por sus páginas (…). He leído Amor como un texto ardiente y sincero, amparado tras una estructura sinuosa, que busca responder a una pregunta que tantas mujeres se siguen haciendo hoy día: dónde reside la libertad en un mundo dominado por los hombres, cimentado en sus pasiones, organizado en torno a su concepto de propiedad. (…) El relato esquivo, por momentos esquizoide, siempre abrasador, de una mujer que se pregunta cuál es el precio que debe pagar para ser libre.» Ricardo Menéndez Salmón, Abril
«El lector queda deslumbrado por la belleza descarnada del lenguaje de la narradora y por los duros testimonios que nos ofrece. (…) Libby no solo logra atraer a sus clientes con su cuerpo (…) también seduce a los lectores con sus palabras y su relato.» Lluïs Vergés, Menorca.info
«Un rompecabezas que puede transformar Amor, volumen tan delgado como su protagonista y tan afilado como su cuchillo, en un huesecillo atravesado en la garganta de algunos lectores y que, en todo caso, exige una lectura muy atenta. Mejor incluso dos.» Eugenio Fuentes, El Cuaderno
«Tratar de calzarle un corsé lógico a un orbe simbólico es mala estrategia lectora. ¿Lo haría con La tierra baldía? Pues aquí lo mismo. Encadene imágenes, centrifúguelas, deje que se sedimenten y no olvide lo putas que son las palabras. Hágalo cuantas veces sea preciso y, antes o después, se llenará de sensaciones y sentimientos. Y si algún día se encontrase ante un ordenador escribiendo líneas como estas, tal vez se le ocurriese deslizar algunas sospechas: que Libby son todas las mujeres, cobren o no; que todos los hombres de Amor, paguen o no, componen una única figura dominadora y patriarcal; que para Maayan Eitan amor, violencia sexual y prostitución son inseparables. Y, en fin, que leído lo escrito queda claro cómo la autora juzga imposible que la mujer se libere de sus cadenas mientras perviva un orden patriarcal que grabará a fuego en la cabeza de Libby dos pensamientos en apariencia incasables: «No soy guapa» y «los hombres me miraban». Hasta que sea ella quien los mire.» Eugenio Fuentes, El Cuaderno
«Una novela ácida, descarnada y reflexiva (…).El verdadero tema de esta novela nocívaga no es tanto la la prostitución sino su antesala: el trauma de la protagonista. (…) Amor es una manera nueva de explicar cosas viejas, lo cual no es poco.» Marta Rebón, La Lectura
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Opiniones
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La identidad construida por despojos
Como las últimas películas que se han estrenado con este título, Amor trata de todo, menos del amor. Si acaso, cómo no, de su ausencia.
Vamos a seguir a nuestra joven prostituta protagonista, hasta que nos parezca que el relato es tal que parezca que de ella ya solo queden despojos.
Pero ay, cómo está escrito. Sin aliento, mediante yuxtaposiciones entre lo que es, lo que podría haber sido y lo que querría que fuera, la vida se va escapando entre pollas, habitaciones impersonales, viajes en coches y una ausencia de amor tan brutal, que duele más que los cortes en la piel.
La identidad construida por despojos, destruida la posibilidad de la ternura y autoestima, hasta generar un deseo de autodestrucción.
Una experiencia literaria, me da igual si vital, en estos tiempos la ficción está infravalorada frente a lo vivencial y autobiográfico pero esta pluma hace que te duela lo que lees. Y eso es lo que importa.
Parece que es una mujer con todo controlado
Una mujer ejerce la prostitución en unas condiciones aparentemente bajo control
pero la novela despelleja la impresión y nos va dejando pruebas del desmantelamiento de la identidad y la trampa del capitalismo libre autogestionado, que nos crea una sensación de elección donde solo hay autoexplotación y pérdida. Escrito en fragmentos y ráfagas que van tejiendo un relato potente.
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