La puesta de largo de
Aroha Travé rezuma underground por los cuatro costados. Sí, innegables esas reminiscencias en el dibujo en blanco y negro de su primer tebeo. Pero en
Carne de Cañón, al igual que en sus aportaciones en Voltio, ya deja constancia de un estilo propio.
En un original formato más cercano al manga por dimensiones y con una narración estructurada en dos viñetas por página, los trazos de la autora nos retrotaen a los
extrarradios deprimidos de una gran urbe de los años 90. Allí, rodeados de yonkis, chulos, heavies trasnochados, chonis y una singular fauna que podríamos tildar
de barriobajera, tres niños viven su día a día. Con este planteamiento lo fácil sería caer en la lacrimógena denuncia social. Pero no es así.
Carne de cañón es una trastada tras otra en la que se cuelan temas de continuo debate en la sociedad. A través de la inocencia de
la Yanira,
el Kilian y
el Jose, los tres hermanos protagonistas, y unas buenas dosis de humor e ironía, van desfilando por sus páginas
asuntos candentes y en ocasiones algo peliagudos como las dificultades de las familias monoparentales para sacar adelante la educación de los hijos, la pedofilia o la homosexualidad. La
gracia, el
desparpajo y la
agilidad del ritmo narrativo son una constante en el tebeo y vienen en buena medida auspiciados por el brillante uso del lenguaje y la excepcional construcción de los diálogos.
Sin duda,
una de las revelaciones y sorpresas del año. Y de las lecturas obligadas.
Opiniones
Opiniones
No hay comentarios, sé el primero en comentarValoración media
¿Has leído este libro?
Valóralo y comparte tu opinión con otros usuarios
Escribir mi opinión